jueves, 14 de mayo de 2015

La generación azul


Nos acercamos a Mónaco pero en la práctica, nadie parece mostrar interés en hablar de la carrera con más glamour del campeonato, o eso dicen, porque es mucho más rentable seguir batiendo el flanco más idiota sobre el que imaginaba discutir.

Un partido de fútbol resulta malo de narices y los aficionados dejan las gradas vacías sin que haya terminado, y a nadie se le ocurre la feliz idea de cargar contra ellos porque son más de su equipo que de pegar patadas a un balón. Y lo que es peor bajo mi punto de vista, todo el mundo entiende que el espectáculo es tan lamentable que no merece la pena seguir disfrutando de él, mientras que en Fórmula 1, ocurre algo parecido y preferimos mirar hacia otra parte creando fábulas a cuál más surrealista, con tal de no entrar en la habitación que más pánico nos produce.

Tenía intención de echar la primera entradita del día sobre otras cuestiones que me parecen más interesantes, pero me han pasado un artículo de El Confidencial, y he cambiado de rumbo porque tanto quien lo firma como don Emilio de Villota, contribuyen sin querer al estado de cosas que mencionaba en el párrafo anterior.

Primero de todo, porque esa dicotomía entre ser de Fórmula 1 y ser de Fernando Alonso es absolutamente artificial. Nuestro bicampeón del mundo es Fórmula 1. De hecho, y mira que lo llevamos diciendo, está marcando la época que le ha tocado en suerte vivir junto a rivales del calibre de Michael Schumacher, Lewis Hamilton o Kimi Raikkonen, la misma que ha servido de abrevadero a mucha gente que desconociendo este deporte, se ha topado con él para quedarse.

Mi hermando era de Clark y de Ferrari cuando empezó a pasarme los trastos. Yo he sido de Stewart, de Lauda, de... No os aburro, el deporte es pasión y cada uno escoge a quién se arrima para disfrutarlo. Así que no, ser alonsista no es ser sinónimo de no ser formulero.

Y segundo, porque aunque dé relumbrón al texto, trazar comparaciones con la breve etapa que vivió en El Circo el padre de la inolvidable María, no sirve para nada más que para complicar un escenario que ha cambiado tanto, que resulta burdo buscar paralelismos incluso en cómo se explica ante el público. Ya que no han sido Lobato y sus secuaces televisivos —dicho con el mayor de los cariños— quienes han acercado este complejo universo al populacho —dicho también con la mayor carga de humor posible—, sino Fernando con sus victorias, derrotas y títulos mundiales.

Hemos crecido mucho como afición, tanto que con lo que sabemos en la actualidad, la misma prensa que machacó a Fernando Alonso en 2007 no habría tenido dónde agarrarse. El año pasado era Lewis quien se quejaba de que Nico le copiaba las telemetrías. Hace unos días, conocíamos cómo unas mantillas térmicas pueden destrozar un neumático. Sabemos lo que supone correr en calificación con menos gasolina que el compañero y entendemos la importancia que tenía la extra lap, y la que tiene calificar con duros, medios o blandos...

Nos la metieron doblada entonces y nos la quieren volver a meter ahora. El alonsismo no creció a la sombra de Telecinco, sino en el miedo a llamar a las cosas por su nombre.

Nosotros, la generación azul, nos buscamos la vida como pudimos y el saldo es éste: cuando el espectáculo es malo o previsible, no nos cortamos en apagar la televisión, echar la siesta o escapar del circuito, sin dejar por ello de ser aficionados a la Fórmula 1. Entre otras cosas, porque las carreras se pueden ver a toro pasado en internet y con mayor información que en directo o in situ, y porque como decía el otro día, lo que está sucediendo con nuestro deporte no pasa sólo en España ni tiene que ver exclusivamente con Fernando Alonso.

Os leo.

6 comentarios:

Tadeo dijo...

El mismo término alonsismo es una figura artificial que intenta agrupar a una afición nueva o vieja o indeterminada que se pega a la tele cada vez que su ídolo formulero aparece en el cuadrado de colores.

Que la audiencia bajará cuando se retire Alonso, por supuesto, también bajo en Alemania con la retirada de Schumacher o en Francia con la retirada de Prost. Las audiencias se mueven por impulsos y si el dueño de las imágenes sabe tocar la tecla adecuada ese impulso llega al espectador, y si no la toca como ahora, no llega.

Sigue pareciendo una simplificación cuando lo comparamos con la selección de futbol. El partido con mayor audiencia de la historia fue la final del mundial, POR SUPUESTO, el impulso era muy grande y lo vio hasta el Tato.

Es normal que la audiencia de la selección baje cuando no va tan bien como hasta ahora, pero nadie plantea estos temas en los términos de Villota, o Alonso o nada.

Los años de Alonso en la F1 dejan poso, Alguersuari, Merhi, Sanz... que son estos chicos sino hijos del Alonsismo !!!!

El deporte de motor ha subido varios escalones de una tacada con la aparición de Alonso y ahora hay amantes del motor que nos quieren hacer creer que ésto es malo, PUES QUE ME LO EXPLIQUEN.

Y por último, usar a Lobato para atacar a Alonso me parece un argumento mas corto que la colilla de un pobre

Saludos

GRING dijo...

Lo confieso: Soy uno de esos malos aficionados a la F1 de los que hablan algunos (por cierto, alguno superforofo del Real Madrid hasta el insulto en redes sociales a los aficionados rivales tras ganar la Champions 2014 al Atlético. Seguro que es de esos que manda últimamente cariñitos al "inútil" de Casillas, un deportista como la copa de un pino, una leyenda del fútbol español y mundial que no se merece lo que le está pasando). Nunca me ha gustado el GP de España en Montmeló; me aburre de siempre y si tengo algo mejor que hacer y el tiempo lo permite es de las carreras que me salto sin arrepentimiento. Esta edición disfruté de la salida, me fui a la playa y vi las últimas vueltas porque se nubló el día. Cosines de Asturies. Pueden ser los años o los kilos, pero si me aburre lo que veo, ¿para qué verlo?. Si la gente que está en el circuito se aburre POR LA RAZÓN QUE SEA, puede hacer lo que quiera con el dinero de su entrada. Y me temo que muchos han mostrado a las autoridades deportivas, a los organizadores, a los pilotos, equipos, y sobre todo a los patrocinadores que lo que estaban viendo no les estaba gustando. Con o sin Alonso, si en la pista hay espectáculo y COMPETICIÓN, no se mueve nadie hasta que cae la bandera de cuadros. Y el que no quiera entender esto, tiene un problema de comprensión.
Saludos!!

chema dijo...

Yo no he visto ninguna carrera aburrida, buen quizá alguna pero ni me acuerdo. Siempre hay emoción en alguna parte no veo el motivo para dejarlas de ver.

GRING dijo...

Chema, hay personas que encuentran emoción en el tiro con arco. A mi me aburre absolutamente, pero también les entiendo. Sobre la F1, las noticias sobre las tremendas bajadas globales de audiencias, la decepción de los pilotos con la actual F1 (Coulthard critica hoy a los neumáticos Pirelli como causa importante de la falta de competición por la necesidad de su gestión durante las carreras, por ejemplo. Alex Wurz anuncia próximas noticias sobre propuestas para mejorar el espectáculo y acercarse más al aficionado)no son casualidades y vienen de lejos. Comparada con otras épocas la F1 actual es aburrida; los cambios la han empeorado en pista y esto no es lo que se esperaba cuando se pusieron en marcha el año pasado.La mayoría de los aficionados queremos emoción y competición constante, que los pilotos aprieten a tope toda la carrera, menos gestión de todo y más exprimirlo a fondo, que durante los entrenamientos se entrene, no que se ahorren km para ahorrar gomas y motor, que haya movimiento constante en pista.Queremos una F1 ESPECTACULAR, y eso se ha perdido en gran medida. Nosotros y los pilotos, me temo.
Un saludo!!

GRING dijo...

La excelente entrevista (preguntas y respuestas) de Javier Rubio a Nigel Roebuck en El Confidencial muestra claramente lo que recordamos los que nos acercamos ("de aquella manera" en España)a la F1 en los Setenta, de cómo era este deporte antes y cómo es ahora. De lo que echamos de menos, vamos, y que nunca volverá y muchos jamás entenderán. Para leer despacio varias veces.
Saludos!!

iñaki dijo...

Tener suficiente criterio para saber cuando un espectáculo de entretenimiento como este cumple o no su cometido y tomar la decisión de apagar la tv, no es ser mal aficionado. Alonsismo como etiqueta, cuantos no lo eramos y ahora en las vacas flacas lo somos, cuanto tifosos ferraristas tenemos náuseas del comportamiento de la " zorra y las uvas" de los de Maranello, cuantos apoyamos a Alonso desde que vemos patente su enfrentamiento con MR.Bernie y como favorece este a frigodedo.
El deporte, el espectáculo además de para entretener, despierta en nosotros sentimientos de cercanía e identificación. Yo me siento más identificado con Alonso, sin parecernos en nada ( en la cuenta corriente ojalá), sin tener nada en común,que con el resto. Por lo tanto cuando sigo el deporte /circo que amo, inconscientemente, Alonso esta ahí como antes estuvieron y están Kimi, Irvine, Alesi, Prost, Hill, Lauda... Y los que vendrán. Pilotos atraves de los cuales cada uno disfruta