miércoles, 4 de noviembre de 2015

Pies para qué os quiero


Decíamos ayer... Bueno, sí, comentábamos que lo nuestro anda del revés y mira tú por dónde, ha transcendido hoy que la cúpula de Mercedes AMG está viviendo un silencioso desencuentro del que se empieza a entresacar como conclusión, nada menos que Lauda podría abandonar Brackley a finales de año.

Con lo maravillosa que es en la actualidad la Fórmula 1, no entiendo muy bien cómo la silly season puede ser tan larga como para durar desde que Fernando Alonso abandonara Ferrari hasta el día de hoy. Pero así viene, así seguirá todavía un trecho, y así hay que contarla.

Y es que la extraña pareja que forman Toto Wolff y el tricampeón mundial más bocachanclas que tenemos —siempre con permiso de Nelson Piquet y ahora Lewis Hamilton, pues ambos se las traen con abalorios en cuanto sueltan la lengua—, no parece que pase por sus mejores momentos.

¿Surrealista? No, lo siguiente.

Si resulta comprensible que las cosas entre socios o amigos se enturbien debido a un fracaso del tipo que sea, parece bastante bobo ponerse a malas después de una victoria incontestable en los Mundiales de Constructores y Pilotos de este año y en medio de un dominio sin paliativos que empezó en 2014 y si nadie no lo remedia —parece que la Divina Providencia puede intervenir—, muy bien se podría prolongar durante la temporada que viene.

Hablaba aquí mismo y hace relativamente nada, de que las experiencias en F1 modelo one-shot han usurpado el característico sabor a trabajo artesanal de las escuderías de siempre [Banalizando la tradición], y metía en el mismo saco que Red Bull a Mercedes AMG. Y hace menos aún sobre la cultura del esfuerzo [Cultura del esfuerzo]. El fracaso y el éxito dan lugar a las mismas zozobras y nadie diría que no estuviéramos asistiendo a la caída del Imperio Romano. Quizá vivimos tiempos crepusculares y no nos hemos dado ni cuenta.

En fin, la verdad es que si esto sigue adelante las palomitas están aseguradas. El hombre que no quería ver ni en pintura a Alonso en su equipo porque el asturiano podía traer malos rollos, estaría originándolos en una situación que a cualquiera que no fuese él, le animaría a descorchar botellas de champán día sí y día también.

Niki, genio y figura pero siempre controvertido, parece ser el alma mater de este sintentido como ya sucedió en Jaguar Racing durante 2002. Da la sensación de que siempre tiene las ideas claras como cuando conducía, de que sería capaz de vender frigoríficos a los esquimales, de que avanza cuando pone los pies en polvorosa, pero podría estar siendo víctima de sí mismo una vez más. Aunque conociéndole, igual mañana mismo nos sale dándole un beso en la boca a Toto y firmando con él el allá pelillos a la mar.

Os leo.

No hay comentarios: