sábado, 18 de junio de 2016

¡Cuánto cabrón! #25TLM16 [03]


Por lo que he escuchado, la meteorología en Le Mans es a estas horas muy similar a la que hace en Gorliz, así que imagino al bueno de Steve paseando con el pecho descubierto a dos chavalas en motocicleta, y como no entiendo sin él estas aventuras que me monto a cuenta de las 24 Horas, no he tenido mejor ocurrencia que sacarlo así, en estado puro. Espero que no os importe.

Aquí, frente al Cantábrico, luce el sol y no llueve desde este mediodía. En todo caso, el asunto de esta entrada no va sobre el clima, sino sobre cuántos cabrones hay sueltos por los mundos de Dios.

Y es que la realización del Gran Premio de Europa de Fórmula 1 no ha reparado en gastos a la hora de sacar a Nico Hulkenberg a la mínima, en los terceros entrenamientos libres de esta mañana y por supuesto en calificación (ha quedado duodécimo), lo que nos pone en que la FOM de Bernie Ecclestone, después de poner la zancadilla al piloto alemán impidiéndole revalidar victoria en Le Mans gracias a la incursión de Bakú en el calendario F1, persiste en tratar a los aficionados como perfectos idiotas.

El título no es mío aunque lo suscribo de cabo a rabo. Surgía esta misma mañana, en Twitter, cuando Santi Torres ponía voz a lo que estábamos sintiendo muchos ante tanto planito televisivo de Nico: ¡Cuánto cabrón...! Efectivamente, Santi, ¡cuánto cabrón!

Y aquí que viene Steve McQueen como anillo al dedo, porque el icono más icono de la mítica prueba francesa, ha pasado a formar parte de nuestro acervo común como ejemplo de virilidad sin par. 

Actorazo, machote, mujeriego, indisciplinado, egoísta, fumador, coleccionista de deportivos, piloto también, desgraciadamente no vivía cuando su imagen fue utilizada en un spot publicitario en el que Lewis Hamilton y él hacián de colegas, allá como en 2009, creo recordar, porque si hubiese vivido, estoy convencido de que se habría ciscado en los muertos de más de uno por tamaño atrevimiento.

No es que considere que a McQueen no le gustaría compartir escenas con el de Stevenage, aunque estoy razonablemente seguro de que el de Indiana era de los que llamaba a las cosas por su nombre y si había razón para llamar mierda a alguien, se lo decía a la cara.

Pero vivimos tiempos tenebrosos y en cuanto te descuidas, hay quien quiere sacar tajada de un personaje o de un evento, incluso si el primero falleció hace tiempo, como es el caso del actor que daba entidad a Michael Delaney. Todo es utilidad, todo se reduce a servir a determinados intereses, económicos, normalmente. Y Nico Hulkenberg no podía ser ajeno a esta vorágine. 

Lo escribía ayer mismo: «Nada bueno puede traer lo que es pura negación, pura improvisación para rebatir sin argumentos.»

Y Nico, su carrera profesional, mejor dicho, no importaba nada cuando se parió el engendro de poner el Gran Premio de Europa solapando fechas y horario con la disputa de las 24 Horas de Le Mans, pero hoy sí importaba en Bakú y seguramente mañana también, intuyo que con la intención de que los espectadores y posibles inversores del Circo, reflexionen en profundidad, sobre cómo es posible que un vencedor de la prueba de resistencia más dura del mundo, no pueda defender sus opciones este año porque tiene que interpretar un papel menor en una escudería de media parrilla.

Motorsport is dangerous. Sí señor, ¡cuánto cabrón suelto!

Os leo.

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