martes, 21 de junio de 2016

La Scuderia


Si quitamos de la ecuación un presidente ansioso que mejor haría en mantener la boca cerrada, y una prensa que consulta en contadas ocasiones el diccionario, y eso si sabe de su existencia, y persevera además en hacer noticia de cualquier cosa, nos encontramos con que en Bakú, Ferrari estuvo excelsa... para ser la segunda escudería de la parrilla.

No hay nada malo en ser el segundo equipo cuando el reglamento técnico impide que exista margen para acercarse a Mercedes AMG. Es más, yo diría que es algo intrínsecamente bueno, porque además, Maranello se está defendiendo bien en esa posición y es más que seguro, que la tenga en el bolsillo antes de que retornemos de las vacaciones de verano.

En este sentido, que don Sergio Marchionne estuviera callado no aportaría ni quitaría nada al escenario. Ni siquiera tendrían entidad como para ser noticia, las opiniones de Flavio Briatore sobre su compatriota.

El paisaje formulero actual es como un yermo en el que Brackley destaca porque no hay oposición —esto sí sería algo sobre lo que reflexionar todas las semanas, a ver si nos entra en la cabeza—, y lo cierto es que la de Il Cavallino no puede hacer más que lo que está haciendo: quitarse de encima a Red Bull y tratar de llevar a Vettel hasta la tercera plaza de la tabla de pilotos.

Ya expliqué en su momento por qué consideraba que Milton Keynes cedía la segunda plaza del Mundial de Constructores aunque a cambio, mantenía intacta su capacidad para chafar las nobles aspiraciones del tetracampeón alemán ahora vestido de rosso. 

La operación Salvar al soldado Max sin duda nos dará para mucho de qué hablar de aquí a que termine todo en Abu Dhabi, y soy consciente de que ésta es otra cuestión de las que no se habla a la hora de encuadrar adecuadamente a Ferrari, pero que la explican mejor que las tonterías que vierte Marchionne o esa idiotez de que Sebastian desobedeció al muro de su equipo en la capital de Azerbayán, cuando lo que sucedió fue que el de Heppenheim contestó la orden recibida —ni siquiera la protestó—, lo que al final resultó un acierto porque el wall rojo entendió que su piloto llevaba razón, y le hizo caso, claro. 

Enfatizar las chorradas por falta de auténtica chicha puede llevarnos a distorsionarlo todo, de forma que hoy martes, todavía resulte posible encontrar comentarios que penalizan el enorme esfuerzo que ha hecho Ferrari desde Barcelona hasta aquí, cuando lo que hay entre el sector periodístico es auténtico pánico a aceptar a mediados de junio: que Mercedes AMG volverá a ser campeona en 2016 porque la normativa 2014 no admite más lecturas que la suya, y se pongan como se pongan sus rivales, además.

Os leo.

2 comentarios:

Aficionando dijo...

Qué razón tenías sobre Toro Rosso. Abandonada completamente a su suerte para no ensombrecer al nuevo niño prodigio de Red Bull. Tiene coj... que sus dos monoplazas rompan la suspensión en la misma carrera.

Algo acerté sobre Bakú: me aposté conmigo mismo que Force India daría una sorpresa y no me equivoqué. Checo es un gran piloto, no hay duda. Y su calidad es más destacable por el compañero al que vence habitualmente, Hülkenberg, nada menos que campeón de las 24 Horas de LeMans.

Este fin de semana fue intenso, entre las 24 horas y Bakú. Qué hijop Bernie contraprogramando con un gran premio de Europa celebrado en Asia. Pierden todos menos él. Como siempre. Creo que se equivoca. Un tipo inteligente y menos retorcido y ambicioso permitiría a los pilotos de F1 competir en LeMans para demostrar que son los pata negra del automovilismo y que están en la F1 por algo. Oportunidades perdidas.

Ernesto Gonzalez dijo...

Parece que en esta ecuación, siempre hay una variable que no se pierde una.

Sé que no te gusta que se saquen los números a pasear, pero 15 puntos con respecto a 2015 con 8 grandes premios disputados, parecen ser la razón del desastre presente. Casualmente, la misma cantidad de puntos en contra que tiene Kimi Raikkonen con respecto a su compañero, al que ahora se le pide que demuestre el merecimiento de quedarse un año más en Ferrari.

Y es que, el tipo del suéter – el que invierte unos tres segundos en elegir atuendo cada día –, está empecinado desde diciembre, en lanzar mensajes tan imposibles y mentirosos como las promesas de los políticos en campaña electoral. Este año su acólito principal, a diferencia del anterior donde estuvo tan dicharachero, tardó unos meses más en unirse a la campaña.

Volviendo a Marchionne, intento entender su campaña de optimismo quizá por el nuevo escenario económico de Ferrari, pero a mi entender lo único que ha conseguido es que sólo se palpe el hartazgo por la altas expectativas generadas. Total para que luego un analista de JP Morgan intentara sacarle los ojos en la conferencia de resultados del primer trimestre de Ferrari.
Si yo fuera rosso y Marchionne estuviera callado, evitaría que me salieran sarpullidos cada vez que hiciera alguna declaración.

Como decía al inicio, hay una variable que siempre está presente. Puedo entender que haya una parte de los medios que tenga pánico de aceptar la realidad, aunque pienso que más que pánico, son ganas de mantener al personal bien entretenido, enfatizando chorradas o vistiendo de tragedia el fracaso de una escudería que resulta muy jugosa a la hora de rellenar contenidos y porque cuando escribiste esta entrada aún faltaban 11 días para el GP de Austria.

Otra historia será que caigamos en éste juego, del entretenimiento.

Un saludo.