sábado, 14 de enero de 2017

Conducción en las competiciones [Paul Frère]


En Spa-Francorchamps, la sección curva entre Stavelot y Blanchimont se llama Courbe Paul Frère desde 2008, solapando el nombre de la primera, en homenaje al autor del libro que paso inmediatamente a reseñar, y no precisamente por haberlo escrito entre otras muchas obras más, sino porque es un piloto belga de competición que condujo para las mejores marcas tanto en Fórmula 1 como en Resistencia y otras disciplinas del motorsport, convirtiéndose posteriormente en uno de los referentes más respetados del mundillo gracias a su extenso trabajo como especialista.

Segundo en el Grand Prix de Bélgica en 1956 sobre un Ferrari D50, tras Peter Collins, y vencedor de la edición de 1960 de las 24 Horas de Le Mans junto a Olivier Gendebien a bordo de un Ferrari 250TR, Frère se retira oficialmente de la competición aunque sigue manteniendo viva su pasión por los automóviles, bien participando en pruebas menores, bien desde su recién estrenada profesión como periodista del motor, o bien ejerciendo la docencia en cursillos para pilotos.

Como consecuencia de este cúmulo de circunstancias y de un marcado espíritu divulgador, Paul Frère escribe en 1963 el libro Competition Driving (B. T. Badsford Ltd.) —en sucesivas ediciones se conocerá como Sports Car and Competition Driving—, que será traducido al español por Editorial Blume tres años después (mayo de 1966).

Como se corresponde al estimable trabajo de la editorial barcelonesa durante aquella época, la labor de traducción se encarga al ingeniero industrial Miguel Callol, lo que asegura la exactitud sin sacrificar la narración, cosa que es de agradecer, porque Conducción en las competiciones es fundamentalmente un libro de texto en el que se explica, a entendidos y profanos, todo lo que tiene que ver con las carreras de coches, aunque desde un punto de vista eminentemente técnico y enfocado a mejorar la conducción deportiva.

Tipos de curvas, controlar el deslizamiento y aprovecharlo, asegurar la tracción en piso seco o mojado, y un larguísimo etcétera que incluye la prevención, la seguridad, los neumáticos, los adelantamientos, la visibilidad, la ropa y la posición de conducción adecuadas, los entrenamientos, cómo valorar los tiempos por vuelta... 

A pesar de que su contenido puede parecer trasnochado por lo temprano de su publicación, hace algo más de 50 años, lo cierto es que Conducción en las competiciones mantiene intacta su esencia pedagógica y sigue siendo de agradable lectura. 

Tengo la segunda reimpresión de la edición española (1970), más o menos de cuando es la foto de entradilla, en la que podemos ver a Henry Pescarolo siendo perseguido por Pedro Rodríguez sobre las calles de Mónaco, y es verdad que el piloto no gozaba, ni siquiera entonces, de las numerosas ayudas con las que cuenta en la actualidad. Pero no podemos olvidar tampoco, que el vehículo de carreras sigue siendo, incluso hoy, un elemento móvil sujeto a las leyes de la física. 

Si éstas no se respetan, por impericia o desconocimiento, seguramente acabe fuera de los límites de la pista. Pero si el piloto las comprende, explora sus límites y los de su máquina, y lo exprime todo hasta sus últimas consecuencias, estará dando la razón a Paul Frère en las siguientes palabras de su prólogo a esta obra: «Únicamente los individuos mejor dotados y que demuestran un vivo interés por los problemas del pilotaje de los coches, pueden llegar a alcanzar la cumbre de esta especialidad.»

Esto no ha cambiado.

Os leo.

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