miércoles, 19 de abril de 2017

Mo Ghile Mear (Our Hero)


Difícilmente Billy Monger sabrá alguna vez que un bardo vasco le está componiendo unas líneas desde la otra orilla del universo. Suena Mo Ghile Mear en la versión de Sting y The Chieftains. Michael ha hecho un gesto y hoy se permitirá dormir un poquito más tarde, y alguien, lejos, maldice gritando a la noche que un chiquillo haya podido perder sus piernas...

Abril está resultando cabronzuelo. Faltan todavía unos días para que todos nos vistamos de luto riguroso cuando amanezca mayo y la vida ya nos viene pisando. Ayer Lourdes tendría que haber cumplido 59 años si un puto y ahora lejano 25 de enero no se nos hubiese cruzado en el camino. El lunes que viene, Josu me hace mayor de nuevo.

El Bizkerre ha subido de categoría y mi hijo luce por primera vez rango de capitán. Desde el medio campo lidera la victoria de su equipo repartiendo el juego contra el Balmaseda.

Minuto 90, un poquito más y termina todo. Pero el campo está húmedo y los clavos de las botas se convierten en una trampa imposible de evitar cuando un rival lo pilla en apoyo y le parte en dos el peroné de la izquierda en una entrada que supone que ambos causen baja. A uno lo sacan del campo en camilla porque se ha desmayado al ver las consecuencias de su chiquillada. Al mío lo llevan al Hospital de Cruces entre alaridos y allí soy yo quien pierde la compostura y el sentido cuando lo veo quebrado y gritando en el box como un cochinillo en el matadero porque la dosis de morfina parecía no hacer ningún efecto en los previos de la operación...

Pasma y Monger jugaban a ser mayores y a construirse como pilotos el domingo pasado, en el circuito de Donington Park, cuando la vida se les cruzó a los dos por delante para enseñarles una de esas lecciones que no se aprenden en la universidad. 

Patrick difícilmente olvidará jamás lo que le ha pasado a Billy. Quizás se culpe, o no, pero, sin duda, lo sucedido le habrá marcado para siempre. Lo de Monger es diferente. Ha perdido las dos piernas y necesita ayuda para sobreponerse a este desastre tan incomprensible como injusto, porque con 17 años nadie puede argumentar que sea lógico asumir que una vida deportiva se haya truncado así.

Le queda la otra, es evidente, la que se vive alejado de los sueños, pero a la edad de Patrick sospecho que eso no importa ahora.

El caso es que podemos echar una mano al crío [Billy Monger Crowdfunding]. Da igual si es mucho o poco lo que podáis aportar, lo importante es que no esté solo ni se sienta solo, no sé si me entendéis. El motorsport es peligroso, pero el olvido lo es aún más.

Os leo.

4 comentarios:

chema dijo...

Muchas gracias José y muchos recuerdos para Josu.

Interlagos dijo...

Uffffff, los pelos como escarpias!

Aficionando dijo...

Buff, qué horror, no sabía que el accidente había sido tan grave. Pensé que sólo se había fracturado las piernas. El automovilismo es un deporte peligroso, algo que sabemos y olvidamos con demasiada frecuencia, por eso todos los pilotos merecen un respeto.

Jota dijo...

Es muy bueno debatir sobre automovilismo, de forma respetuosa si es posible, y con temas tan variopintos, complejos y curiosos como gomas, boxes, pilotos y otros aspectos metafísicos y filosóficos, sobretodo si el anfitrión del blog es tan dado a compartir información y conocimientos de manera altruista.

Pero tampoco pasa nada porque a veces nos pongamos de acuerdo sobre algo.

Acabo de donar 30 libros para intentar paliar las consecuencias nefastas y los problemas que tendrá la vida de éste chico a partir de ahora.

Que tengáis muy buen día!!