Mis sueños turcos (türk rüyalari) se desvanecieron el domingo pasado cuando vi a Fernando realizar una de sus peores salidas del año, y eso que van unas cuantas y teníamos dónde elegir. El sábado, a pesar de cabalgar un McLaren tarado con ruedas duras (¡joder con la presión de los neumáticos blandos, a ver cuándo lo arreglan!) todavía lo veía posible, pero no pudo ser.
El domingo, sí, el domingo. Bueno, pues el domingo se evaporaba la poca credibilidad que aún le quedaba al que se autoproclama mejor equipo de la parrilla con permiso de Ferrari, porque en el primer pit stop del asturiano parecía que éste se había equivocado de box, que había sido abducido o que se había metido en el autoservicio de una carretera secundaria. Lo dicho, un repostaje interminable con una carga bastante alta de gasolina, que a punto estuvo de dar al traste con la ventaja obtenida a cuenta de la parada que acababa de realizar Heidfeld un giro antes, pero que bastaba para mantener al de Oviedo lejos de la estela de Hamilton, y me temo que ésta va a ser la tónica en lo que queda de temporada.
Por cierto, con la enésima ayudita y todo, el inglés demostró por septuagésima nona vez (o más) que sobre el asfalto sólo le preocupa su compañero, porque lo que se dice otra cosa, nada de nada. Ahí andaban los Ferrari a lo suyo sin que nadie les inquietara, como ya ocurrió en Magny Cours (¡y luego dicen que es voraz como Senna!). Y ya que estamos, si todavía quedaba alguna duda de la merienda de negros (con todos mis respetos) que se ha montado este año en McLaren, para muestra este nuevo botón, porque si a Lewis le importa un pimiento lo que hagan Felipe o Kimi y mucho lo que haga Fernando, no es por otra razón que porque aunque sabe de primera mano que al español lo tienen atado de pies y manos en su propio equipo, no las tiene todas consigo.
Con todo, al final se apareció nuestra Virgen de Covadonga en formato reventón de goma delantera derecha de Hamilton, regalándole a su paisano un tercer puesto que sabía a primero.
Y ahora que no me lee nadie... Lo veo muy crudo, en serio. Fernando necesita varios milagros como el de Alemania o el de anteayer y parece que el cupo anda casi cubierto, así que mejor no esperamos más y nos ponemos a andar finos, porque en Fórmula 1 no se puede ganar sin la ayuda del equipo y McLaren no está por la labor de cumplir con su cometido.
Se me olvidaba, ganó Felipe Massa, aunque lo hizo de incógnito.
PD: Hay días que da por saco escribir, y hoy es uno de ellos: sigo sin creer en la FIA; veo un final de temporada bastante oscuro (en serio); he cogido asco a una de mis escuderías preferidas; y para colmo, he dejado de confiar en el santoral y en la intervención divina, porque el británico Saint George volvió a jugársela a nuestra Patrona de Asturias, dando lugar a que el percance que tuvo Lewis con su neumático ocurriera precisamente a un par de curvas de la entrada a boxes, en una zona más limpia que una patena, con lo que al final el compatriota del santo consiguió llegar en la quinta posición. ¡Manda huevos!
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