miércoles, 11 de mayo de 2011

Con Jerry se vivía mejor


El cambio de reglamento que la FIA pretende instalar en la F1 a partir de 2013 está levantado una soterrada polvareda. El asunto no es nuevo, cada vez que el máximo organismo pretende mover ficha para arreglar las cosas, comenzamos a sufrir de sudores fríos o tiritona porque sospechamos la que se avecina. En el fondo, hay ansiedad ante este tipo de cosas porque seguimos careciendo de datos y porque el horizonte está lleno de nubes negras.

Al respecto de lo primero, llevo tiempo diciendo que Bernie nos tiene jamada la tostada, que nos tiene contras las cuerdas o mordiendo la lona por K.O., porque poco se puede hacer ante una muralla de mecánicos que nos impiden ver lo que queremos ver, lo que necesitamos ver para entender; y lo que es peor, porque nada se puede hacer ante la muralla de narcótica intencionalidad que despliegan la FIA y el FOM desde las cámaras on-board o la realización de las carreras, o aún desde las insípidas ruedas de prensa a las que nos tienen tan acostumbrados.

En cuanto a lo segundo, reconozco que albergo dudas sobre quién tiene realmente la culpa de tanta oscuridad como parece divisarse en lontananza.

En todo deporte, incluso cuando en sus entrañas se mueven cantidades ingentes de dinero, como es el caso de la F1, los participantes se vinculan alrededor de una normativa común con la intención de cumplirla. Bien sabemos cómo se las gasta la FIA elaborando quesos llenos de agujeros, pero va siendo hora ya de empezar a señalar con el dedo a las escuderías, por su esfuerzo continuado en falsear el espíritu de toda letra que llega a sus manos, y por su empeño excesivo en sacar tajada de cualquier hueco que encuentran en el camino.

Jaen Todt me ha desilusionado (es un decir, jamás albergué ilusiones con este tipo), y la plegada de velas ante la cruda realidad me lleva a recordar las palabras de Ari Vatanen cuando dobló la rodilla en su carrera por la presidencia de la Federation Internationale de l'Automobile: «No se puede cambiar la cultura de la FIA.»

Y tanto, aunque yo iría aún más lejos, afirmando que no se puede cambiar la cultura de la F1, porque sus integrantes hace demasiado tiempo que se han acostumbrado, complacientemente, a vivir en un estado policial donde se acepta que sólo triunfe quien no es pillado in fraganti.

Inevitablemente la vista se me va hacia un pasado pluscuamperfecto en el que se nos daba pan y circo para ir tirando, y para poder soñar con un futuro que siempre resultaba mejor que cualquier presente imaginable. Había poco pan, como ahora, pero el circo era realmente bueno.

Sí, con Jerry en la pantalla se vivía mucho mejor.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

- "pero va siendo hora ya de empezar a señalar con el dedo a las escuderías, por su esfuerzo continuado en falsear el espíritu de toda letra que llega a sus manos, y por su empeño excesivo en sacar tajada de cualquier hueco que encuentran en el camino".

Bravo, Orroe. Sólo por este párrafo ya mereces que te haga la ola. ¡je,je. Los equipos no se enfrentan directamente y muchos de sus técnicos forman parte de los variopintos -FIA working groups", así juegan a modelar sus coches al límite de la norma. Y en la parte de la pasta y el politiqueo ya se oyen rumores sobre Murdoch, Ferrari y la participación en derechos para todos los equipos que entraran en la nueva sociedad que jubilaría a mister Ecclestone.
Ojalá hubieran dado opción a Vattanen,
Saludos.

Jose Tellaetxe Isusi [Orroe] dijo...

Decíamos ayer XDDDDD

Midori ;) Incluso en los negocios hay que respetar el espíritu de los contratos además de la letra... Son una banda de gañanes del tres al cuarto, y así no hay manera :P

Un abrazote

Jose