domingo, 23 de diciembre de 2012

Ahora que sabemos [G.P. Australia]


La temporada 2012 daba comienzo en Melbourne bajo la sensación de que los cambios sufridos por el reglamento —fundamentalmente en lo atañente a la disposición de los tubos de escape y su influencia sobre la zona del difusor— iban a surtir un efecto balsámico con respecto a lo visto durante 2011, sesión que había dominado de cabo a rabo Red Bull. La promesa de espectáculo escenificada por Pirelli en pretemporada venía a ratificar lo elevado de las expectativas, pero el G.P. de Australia, bajo estos parámetros, iba a resultar un completo y complejo espejismo que tardaríamos varias carreras en despejar.

El primer fiasco lo supuso el doble DRS de Mercedes, que si bien llevó al de Kerpen a ocupar una memorable cuarta plaza en clasificación, durante la prueba se mostraría bastante inútil incluso con las dos zonas habilitadas para el uso del DRS, ya que los de Brackley terminarían con Nico Rosberg haciendo decimosegundo y con Michael Schumacher, abandonando por un problema en la caja de cambios de su coche. Y el segundo, una elección de neumáticos que imprimió un miedo desmedido en la parrilla, y que a la postre, definiría la tranquilidad con la que transcurrió la carrera tras una fase calificatoria en la que quien más y quien menos se había manifestado bastante agresivo, para que a la hora de la verdad, el domingo, todo el mundo prefiriera cogérsela con papel de fumar porque había que llegar vivo a la bandera de cuadros.

Pero no adelantemos acontecimientos. Lewis había obtenido la pole el día anterior, pero en la salida Jenson le robaba la cartera para no soltarla hasta declararse como primer vencedor de la sesión y firme candidato al título.

Sin embargo, resulta curioso entrever ahora cómo las propuestas más conservadoras con respecto al cambio de normativa, o mejor dicho, más coincidentes con los diseños del año anterior, iban a sobresalir en Melbourne. McLaren, con una disposición de escapes más abierta que en el MP4/26, pero casi igual de baja en su MP4/27, por no mencionar la práctica inalteración de su nose; Sauber, con un C31 que llegaba a 2011 en 2012 en cuanto a propuesta, con un año de retraso, vamos; Sahara Force India, con una réplica casi exacta de su VJM04 en su VJM05; y Williams, con una evolución racional del FW33, pero con el noble motor Renault RS27 propulsando el FW34 en vez del Cosworth con el que bregaron Barrichello y Maldonado, se iban a convertir sin querer o queriendo, en los protagonistas del fin de semana australiano.

Por contra, los modelos que teóricamente más habían avanzado, flaquearon. Así, Ferrari empezaba fallón (Fernando hacía quinto y Felipe se deshacía literalmente). Lotus, comenzaba poco hecha —Grosjean salía mal y desaparecía del mapa a las primeras de cambio a pesar de haber calificado magníficamente, y Kimi se perdía en los primeros compases para recobrarse a tiempo y terminar séptimo—. Red Bull, aunque Sebastian terminaría segundo y Mark cuarto, no convencía en absoluto. Y Mercedes AMG… Pare usted de contar.

Si hasta la vuelta 35 los McLaren (Button delante, Hamilton a su cola) dominaban con claridad meridiana, la salida del Safety Car provocada por Vitaly Petrov, en el giro siguiente iba a permitir a Vettel ganarle la posición a Lewis sin mancharse las manos. Hay que decir que la de Woking no estuvo especialmente fina en el trato a su teóricamente piloto más rápido, pero también que la norma que rige el SC tiene sus cosas, y que en este caso Red Bull anduvo avispada para sacar tajada en favor de Sebastian mientras Mark navegaba ante su público y con aire de cola, para alzarse finalmente con una más que merecida cuarta plaza, inmediatamente detrás de Hamilton.

Con el compromiso ineludible de guardar gomas como fuera, a partir de la vuelta 42, momento en que se retira el Coche de Seguridad, la carrera discurre sin sobresaltos ni hazañas. Cada cual guarda su posición como oro en paño, como si pudiera ocurrir cualquier cosa, pero ante la debilidad manifiesta del Ferrari número 5, Pastor Maldonado, aprovechando que su FW34 iba por aquel entonces de cine, intenta el asalto final al asturiano y se la pega en el giro postrero, sentenciando un final de película que resultaba, como insinuaba o decía al comienzo (ya no lo recuerdo), un espejismo en el que tenía cabida, incluso, que un hierro como el Toro Rosso, heredero natural del trabajo de Buemi y Alguersuari, colocara a Daniel Ricciardo y Jean-Éric Vergne en nona y decimoprimera posición respectivamente, sentenciando a la postre, que lejos de aquello que creíamos en marzo, 2012 no iba a ser otra cosa sino una consecución lógica de un 2011 que se prolongaba arteramente bajo las sábanas, gracias al juego de manos que había usado la FIA para hacernos creer que iba a ser radicalmente diferente.

2 comentarios:

David dijo...

"sin mancharse las manos"... buen intento:
http://www.youtube.com/watch?v=g7k0lw2pNEg
Creo que esto te lo perdiste, una pasada "marca de la casa" (por fuera), muy difícil y arriesgada, con un coche con el que no se sentía nada cómodo y además un adelantamiento (y esto es lo que te perdiste) gracias al cual pudo aprovecharse de ese SC que le ayudó a ser 2º. Si es que tiene mucha suerte... ;)
Un mundial contra los mejores siempre se ganan por los detalles, detalles como éste... y como muchos otros.

Jose Tellaetxe Isusi [Orroe] dijo...

David, hijo, resultas pelín cansino. Sebastian entra tercero en boxes a cambiar ruedas, y sale entre Jenson y Lewis, segundo. Y disculpa, pero en la entrada pongo el tanto en el casillero de Red Bull, no sé qué más quieres XDDDD

Un abrazote

Jose