sábado, 15 de diciembre de 2012

La cultura de Ari


Ari Pieti Uolevi Vatanen, Ari para los amigos, a decir de Wikipedia, comparte con Kimi Raikkonen lugar de nacimiento, Espoo —una ciudad cercana a Helsinki que con Vantaa, la localidad natal de Mika Haikkinen, forma la base de un triángulo casi perfecto e invertido cuyo vértice apunta al Sur a través de la capital de Finlandia—. Tras el terrible accidente sufrido en 1985 durante el Rally de Argentina, Vatanen se tomó un respiro para volver con renovados bríos al mundo de la competición y ganar el París-Dakar (1987, 89, 90 y 91) bajo la dirección de Jean Todt, el hombre al cual opondría candidatura para hacerse con la silla dejada vacante por Max Mosley al mando de la FIA.

Ari perdió su batalla frente al pequeño Napoleón que había gobernado con mano de hierro el resurgimiento de Ferrari a finales de los 90 del siglo pasado y comienzos de la década inicial del XXI, y en su alocución tras la derrota mencionó el término cultura.

El finlandés participa en el Parlamento Europeo bajo pabellón francés (en su ficha pone que es natural de Tuupovaara, lugar donde al parecer se crió y donde forjó su carácter mucho antes de dar con sus huesos cerca del Mediterráneo). No es raro su ejemplo, Carlos Alberto Reutemann ha sido y sigue siendo, si no me equivoco, senador por la provincia argentina de Santa Fe, pero sí ha sido hasta el momento el único piloto que ha sabido llamar a las cosas por su nombre, atreviéndose a dar el paso desde la política real y auténtica a la presidencia de la Federation Internationale de l’Automobile, ofreciéndonos sin duda una bonita pista de por qué deberíamos sentirnos muy defraudados con el triunfo de Todt en 2009.

La FIA hace política aunque intente ocultarlo y Vatanen lo sabe, y tal vez por ello —ésto es sólo una intuición—, se sintió preparado para sustituir a Mosley Imperator al término de su mandato. No pudo ser. La Federation Internationale de l’Automobile que hace política ocultándolo y quién sabe si sin saberlo siquiera, prefirió ser dirigida por un nuevo dictador, un tipo al estilo de Max o Bernie, aunque mucho más esquivo y huidizo. Ari, como decía más arriba, justificó su deshaucio como protagonista de la historia reciente de nuestro deporte, con un escueto: «Es imposible cambiar la cultura de la FIA.» 

He dado muchas vueltas a esta frase desde que fuera pronunciada. Sospechaba que con ella, Ari señalaba esa amalgama de formas y maneras por las que un grupo de regidores se comporta como parte incuestionable de un club selecto que no quiere cambiar porque siente que no hace falta. Intuía que había cierta visión acusadora que aludía a ese componente profundamente antidemocrático y claramente arbitrario que gobierna la F1. Y pensaba, por supuesto, en ese tejido de favores que convierten a la FIA en un ente inexpugnable que vela más por su supervivencia en el tiempo que por servir adecuadamente a quien debería servir.

Pero no ha sido hasta este reciente final de temporada que no he sentido que la Federation nos daba por fin una bonita muestra de la cultura a la que se refería Ari. Un final de sesión empañado por las preguntas, en el que los videos se hurtaban a los aficionados, en el que los protagonistas se la cogían con papel de fumar antes de encarar los sucesos con madurez, en el que la propia institución, lejos de despejar dudas y aclarar los hechos, prefería pasar de puntillas sobre ellos, zanjándolo todo con un estentóreo no hay caso, cuando a todas luces lo había.

Así, en vez de tomarse en serio, la FIA se tomaba a chufla, como de costumbre. Ni una miserable investigación de oficio, ni una triste comisión que recabara información para elaborar un dictámen que aunque no satisficiera a nadie, al menos habría dado señales de que había un interés real por esclarecer unas circunstancias que afectan gravemente a la credibilidad de la competición…

A renglón seguido de aquello, Ecclestone afirmaba que la pregunta de Ferrari al respecto de lo acaecido en Interlagos era una broma, deslegitimando la capacidad que tienen todos los equipos para plantear dudas ante el organismo regidor. Montezemolo, lógicamente, llamaba chocho al británico. Y Todt, que tiene que justificar su sueldo de alguna manera, en vez de escarbar en lo ocurrido quién sabe si para depurar incluso responsabilidades, anunciaba pomposamente que se trataría el asunto del rifirrafe entre Bernie y Luca como hay que tratarlo, entre caballeros, con serenidad, porque estas cosas hacen daño al deporte.

Sí, sin duda este ha sido un bonito exponente de la cultura a la que se refería Ari, todo un ejemplo de lo que nos espera.

2 comentarios:

Interlagos dijo...

Es evidente que Todt prefiere mandar desde la sombra, no así Mosley que estaba en todas las salsas y siempre en el candelero. Por eso era más predecible. Todt es mucho más enigmático y por ello más peligroso: nunca sabes cuando te va a apuñalar, aunque en Ferrari ya pueden mirarse la espalda, como en ese anuncio en el que notan un picorcito en esa parte.

Efectivamente, Jose, este final de temporada ha sido esperpéntico y vergonzoso: tenía que ganar el rubio alemán y no hay más tu tía. ¿Que para que eso fuera así se haya dado un espectáculo que pondría colorado de bochorno al mayor caradura del mundo? Pues se hace y punto.

Al hilo te comento aquí la entrada de Jackie y la noticia de que Fernando ha sido considerado el mejor piloto de la temporada con una ventaja abismal sobre su perseguidor, Vettel: es más que obvio que Vettel no ha estado al nivel de Fernando y que su coche le ha suplido con creces la diferencia de pilotaje, que las gomas cada vez más duras también han influido en la ecuación y que la FIA con su miopía al no ver banderas o no ver cómo unos coches estorbaban, mientras tampoco veían que otros coches se apartaban han hecho el resto.

Y volvemos al principio: de qué sirve tener tantísimos títulos y records de juventud, si la gente que sabe de esto se decanta por el rival que sin tanto merchandasing ha hecho la temporada perfecta. ¿Por qué ese empeño en que gane Vettel y no el que se lo ha merecido sobradamente durante toda la temporada? Esto no es bueno para Fernando obviamente, pues aunque queda en la memoria de los aficionados, no obtiene la recompensa que en buena lid se ha ganado: el título mundial. Pero tampoco es bueno para Vettel, que gana un título que seguramente merecerá en el futuro, pero que en este 2012 queda empañado porque todo el que sabe de esto sabe que ha sido por el coche (y otras cosas).

Perdón por el tocho, tenía que desahogarme. Un abrazo!

Anónimo dijo...

Alea iacta est!!

King Crimson