miércoles, 20 de marzo de 2013

Arvoisa Räikkönen


No quiero terminar este día tan sabroso y productivo, sin dedicarle unas líneas al único tipo que conozco que es capaz de responder a la pregunta de qué le parece que la calificación del G.P. de Australia se dividiera en dos, provocando que la Q2 y Q3 se disputara en domingo, afirmando que tendría menos tiempo para dormir, o algo así.

Él es directo y meridianamente transparente en cuanto a su labor profesional, tanto que gana una prueba como la de Melbourne y afirma a su término que ha resultado sencillo. No me cabe la menor duda de que si hubiera terminado mal y hubiese sido preguntado al respecto, habría dicho otra cosa diferente pero a la vez sencilla de entender y tan concisa como la anterior, del estilo de no ha sido una buena carrera.

A Raikkonen no conviene cogerlo por las hojas porque como rábano, no tiene dobleces ni arrugas, ni nada por el estilo. Es claro, siempre lo es. Que la cosa va bien, pues le ha ido bien. Que por el contrario ha ido mal, pues le ha ido mal. Que se duerme, pues se ha dormido. Que el asunto ha ido ni fú ni fá... Bueno, aquí a lo mejor le cuesta concretar, pero seguro que viene a decir algo que suene a ni fú ni fá.

Tanto es así, que sospecho que Kimi no sintoniza con la prensa porque ésta siempre requiere de los entrevistados, frases largas, contextos amplios, grandes explicaciones que permitan después bucear en ellas a la hora de escribir el artículo, o mientras se rellenan esos espacios muertos que existen en todas las retransmisiones, y aquí el finlandés no ofrece ningún juego, porque a obvio no le gana nadie.

Por otro lado, Iceman también resulta obvio en pista. Si puede, con total seguridad lo hace. Que resulta imposible, lo deja. Que ve posibilidades, lo intenta. Que no las ve, se conforma y se limita a hacer su trabajo. Y tal vez esta forma de ser es la que lo convierte en un piloto extremadamente peligroso en pista para sus rivales, porque resulta muy complicado predecir su comportamiento, entrar en su cabeza, saber en qué demonios está pensado, cuál de tus debilidades o de tu coche está visualizando en un instante preciso, para a renglón seguido meter el morro del suyo y ganarte la posición.

El domingo pasado tenía un cometido: ir a dos paradas. Había que estirar la vida de las gomas, y las estiró. Para ello hizo uso de todas las herramientas que tiene a su disposición un piloto: ventilar bien los compuestos, no forzarlos, evitar en la medida de sus posibilidades los follones, conducir fino, muy fino, en definitiva. Las posibilidades de victoria surgieron solas, cuando sus contrincantes, entretenidos en resolver lecturas más complicadas de la carrera, le dejaron prácticamente solo en cabeza. A partir de ahí, se limitó a controlarla con esa eficiencia que le es tan característica, hasta que la bandera a cuadros definió el final de la prueba.

En apariencia había sido sencillo, tal cual lo dijo cuando le preguntaron al respecto, pero precisamente su profunda sencillez era la que asustaba un poco, de ahí lo chocante entre su afirmación y el sentir general, porque hay muy pocos individuos capaces de hacer sencillo lo complicado, y uno de ellos, sin duda, es el Señor Räikkönen.

Os leo.

3 comentarios:

Tadeo dijo...

Kimi, que grande !!!

VivaMansell dijo...

Kimi manos de seda...

A ver si Lotus puede evolucionar adecuadamente el E21, van bastante flojos económicamente tras la espantada de Honeywell.

Saludos!!!


Edu Garcia dijo...

Me quede con las ganas de ver de tú a tú ALO contra RAI. Es el duelo que llevo esperando mucho tiempo, las 4 mejores manos del campeonato sin duda. A ver si en la Malaysia lo podemos ver.