sábado, 30 de marzo de 2013

Pasada de frenada


A tenor de los aparentes pobres resultados obtenidos por Sergio, Checo, en sus primeros pasos dados en McLaren, alguien podría pensar —yo no, desde luego— que yéndose de Sauber y firmando por McLaren, el mexicano se pasó literalmente de frenada.

Soy de la opinión contraria, en serio, porque si Pérez tenía una maldita oportunidad de demostrar todo lo que sabe y no ha podido enseñar, ésa estaba esperándole en el interior de Woking, agazapada en un esquina de las pocas que todavía se sostienen en mitad del derrumbe general, quién sabe si una de aquellas que fueron trasladadas desde el viejo headquarter de Colnbrook que pisaran Bruce, Teddy y Timothy, antes de que Ron decidiera enseñárselas a la Reina de Inglaterra, habiéndolas trasladado previamente a su pueblo natal.

Sergio, a quien nunca vi como candidato a un asiento en Ferrari, lo reconozco, sigue igual de poco hecho que entonces, si es que lo de poco hecho puede definir un estado por el que pasa un piloto que depende de su herramienta de trabajo como le ocurre al 95% de la parrilla. Dejémoslo mejor en que la etapa del de Guadalajara en Sauber me supo a poco, porque los coches suizos también me sabían a poco, en todo caso, admitamos que de aquel poco al mucho que proponía su desembarco en McLaren, me ha dado para dar un bocado a un aire que ni tenía miga, ni pan, ni mucho menos chicha. En fin, que muchos nos hemos quedado con las ganas de ver otra cosa, y pensando en ello me ha dado por recapacitar en que al diablo se le ocurre intentar ver algo más que sombras y siluetas en mitad de la niebla.

Niebla, abundante y densa, es lo que nos está ofreciendo esta McLaren de inicios de 2013. Errabunda, sin guía, sin Lewis, con un Jenson que parece un pulpo perdido en lo profundo de un garaje, con un MP4/28 que no consigue remontar lo logrado por el MP4/27 durante 2012, la de Woking está pasando por uno de esos extraños episodios que sin dejar de ser habituales, duelen a los que paladeamos todo esto. Y aquí entra el mexicano, Sergio, Sergiete, el checo, Pérez sin tilde para los anglosajones, una bocanada de aire fresco que no encuentra dónde respirar. Y uno piensa en principio que es una pena, pero pensándolo mejor, descubre que ni en los mejores sueños habría imaginado el mexicano un escenario mejor donde prosperar, de manera que sólo cabe felicitarse por él y por ese universo de coincidencias que talla la F1 como hace el mar con la costa desde tiempos inmemoriales, que pone en su mano (la de Sergio, se entiende), una oportunidad única por la que pagarían con su propio pellejo cualquiera de los veinte componentes restantes de la parrilla, ya que Button no cuenta en esto.

Una escudería en horas bajas. Un vehículo que no pita. Un compañero que no responde ni a Michibata… Sergio es la respuesta y ha llegado en el mejor momento, cuando las campanas de Woking tañen al alba, a velatorio y a mortaja. 

El checo aún no se ha dado cuenta (es pronto para hacerlo), pero es el protagonista, el único protagonista. Su savia, que aún permanece latente mientras él mira y mira, y calibra, y se va acostumbrando al nuevo entorno, acabará desatándose más temprano que tarde. La juventud es lo que tiene, que aunque no avise, termina desaguando por donde uno menos lo piensa. Así, llegará el momento, quién sabe si en el G.P. de China, en el cual el chaval supere definitivamente a su líder y se sienta con fuerzas para llevar detrás a toda su escudería. ¡Rojo dos a rojo uno. Cúbreme tú el flanco, que paso al ataque! 

En definitiva no sé no de qué me extraño. Estaba cantado que Sergio necesitaba una oportunidad, y en su caso, lo cierto es que en McLaren la han pintado calva. ¡Go, Checo, go!


1 comentario:

Interlagos dijo...

Hola Jose!

Escribo, más que nada, porque he sido uno de los máximos defensores del mejicano y aún creo que puede. Me alegra ver que tú también lo pienses.

Efectivamente, es un reto bestial levantar esta McLaren en horas bajas que nunca se sabe, porque igual en China hacen doblete, pues es bien sabida su proverbial forma de enderezar lo torcido.

Superado el primer ciclo de adaptación a una escudería nueva, más pronto que tarde veremos la pasta de la que está hecha Sergio. Seguro que nos sorprende!

Un abrazo!