sábado, 18 de mayo de 2013

La cabeza fría


El uso de la psicología en la Fórmula 1 es desde siempre, algo que me apasiona. Todos mienten en el paddock, todos guardan sus cartas y enseñan la mano que conviene en cada momento mientras ocultan la otra…

Ferrari está haciéndose notar en esto del affaire Pirelli, precisamente por el celo que está poniendo en situarse en un segundo plano desde que comenzara el acoso a la milanesa antes de Bahrein. En apariencia el asunto no va con ella y si se la menciona, son otros los que lo hacen, como por ejemplo Jaime Alguersuari o Éric Boullier, quienes situaban hace un par de días a la de Maranello, precisamente en el lado de los chicos buenos que han hecho los deberes en invierno y pretemporada.

En Fórmula 1 no suele haber casualidades, al menos no muchas. Si algo falla porque no funciona, trasciende rápidamente, y esto ocurre lo mismo dentro de los garajes o en los coches, que en el enrarecido ambiente que rodea lo que comunmente denominamos pasillos, donde los errores del vecino se airean quizás para ocultar los propios, en todo caso, utilizándolos como arma arrojadiza por ver si con ellos se hace mella en el rival. Si por el contrario algo está resultando efectivo y supone una ventaja, se oculta bajo siete llaves y se extiende un espeso manto de silencio sobre el asunto…

La búsqueda de la excelencia es lo que tiene. Aparentas fortaleza y tratas de defenderla, o te expones a que te hagan un siete en el decorado como muestres un poco de tibieza o acaso vulnerabilidad ante tal o cual cosa. Y esto precisamente es lo que le ha ocurrido a Red Bull, o eso pienso. Supuestamente amparada por las quejas de Mercedes AMG, la de Milton Keynes dio un paso al frente y se alineó, indebidamente a mi modo de ver, con una escudería que siendo sinceros no tenía demasiado que perder ni que ganar. La de Brackley ha reiterado tantas veces que éste es un año de tránsito, que su oposición a Pirelli resultaba convincente, pero para la austriaca, el movimiento encerraba demasiado peligro porque sonaba a obtener ventaja, y para colmo ha sido gestionado con el culo, si se me permite la expresión.

No hay más que ver cómo han sucedido los hechos, observar cómo de grandilocuente y agresivo se mostró Helmut Marko en Melbourne, Sepang y Shanghai, y cómo a estas alturas su figura de ogro se ha diluido quién sabe si para evitar mayores destrozos. El testigo lo recogía Dietrich Mateschitz elevando con su presencia el tono de la contienda, pero cabe preguntarse ahora si en vez de por lo que sospechábamos todos, no habrá sido en una última intentona por apagar el fuego, ya que Marko está posicionado ante la prensa y la afición por encima de Horner y a este último siempre lo toca bailar con la más fea, como así ha sucedido, y al británico había que dejarle cierto margen de maniobra para que siga jugando a que dirige Red Bull Racing.

Entre tanto, Ross Brawn desaparecía en combate en zapatillas. Las quejas de mercedes AMG se amortiguaban y han dejado paso a las de las víctimas, quienes ya no se sienten maltratadas por Pirelli sino ofendidas o extrañadas por el cambio de rumbo de la milanesa mientras señalan sin señalar a Red Bull, entre otras cosas, porque la de Milton Keynes se ha significado sola.

Y en esto anda Ferrari. Callada cuando el silencio vale su peso en oro, dejando con su aparente desinterés que otros hagan el trabajo sucio de ablandar los riñones de su máximo oponente a la consecución del título. Gestionar la presión, se llama, aunque no deja de ser una partida de póquer en la que lo más importante de todo es mantener la cabeza fría.

1 comentario:

Tadeo dijo...

Así es Jose, comparto tu argumento y además doy un paso más, creo que el cambio de gomas favorecerá a Ferrari.

Si no lo vieran así, se hubieran posicionado a través de un intermediario o de cierta prensa.

Saludos