martes, 10 de diciembre de 2013

No es lo que tengo, es lo que soy


Desde que tengo conciencia, confieso que no había disfrutado de un eslogan tan acertado como el que usa la empresa Viceroy con Fernando Alonso como imagen de marca: «No es lo que tengo, es lo que soy». Ajustado al pelo, que ni pintado, que diría aquél.

Tampoco os creáis que vengo a hacer publicidad subliminal, ¡Dios me libre! No soy de relojes. Mi muñeca izquierda va libre de aperos salvo algunas pulseras que utilizo en ocasiones que realmente lo merecen, y cuando tengo que ir un poco más serio, para reuniones y eso, recurro a un Jaguar que adquirí hace la intemerata, cuando creía que la diosa Fortuna me sonreía con sinceridad y no arteramente, un Seiko y un Citizen de correas de neopreno y cuero, y un Viceroy de pulsera metálica que la verdad, va bien para los cuatro duros que me costó.

La historia de los relojes que no utilizo viene de que mi amigo, el que vive la Fórmula 1 las 24 del día y al que alguna vez me he referido, buen comercial donde los haya, me dijo un día que puedes ir de Zara o H&M de los pies a la cabeza, pero si llevas en los pies unos Martinelli o unos Lotus, acaso unos Geox si vas informal, y llevas en la muñeca un peluco fardón, tienes media guerra ganada. Eso sí, enfatizó en su momento: no repitas en tu puta vida, ten cuidado con las repeticiones porque los clientes se fijan precisamente en eso, en si repites zapatos y reloj, y ni se te ocurra ir mejor calzado que ellos o llevar un reloj más importante…

Huelga decir que después de lo que he confesado hace unas líneas, llevo haciendo caso a mi amigo desde hace años porque al parecer hay algo de cierto en sus recomendaciones (sin duda él lo sabe mejor que yo). No sé si mi vida profesional ha mejorado, en sentido estricto no da para más, pero al menos me va distinta, lo que no es poco.

En fin. Volvamos a Viceroy y al eslogan de marras: «No es lo que tengo, es lo que soy», y a lo que decía al comienzo acerca de que la frase le venía que ni un guante de gamuza al Nano, porque desde el MP4/22 del olvidable 2007, nuestro asturiano ha tenido que habérselas con auténticos cacharros a los que ha tenido que sumar un plus personal que resulta ineludible contemplar.

¿Somos o parecemos? Buena pregunta, sobre todo si hablamos de pilotos de Fórmula 1. Yo lo tengo sencillo, dispongo de suficientes herramientas como para no resultar idéntico en al menos una docena de reuniones pero Fernando lo lleva peor, porque coche sólo hay uno por temporada y él es el que brega con cada uno de los que le toca en suerte y hasta sus últimas consecuencias, que diría aquél. En este sentido, él es el que es y no lo que tiene, por la madre que me parió. De ahí que que me encandile que una frase publicitaria pueda haber llegado tan hondo.

Alonso es por encima de todo Alonso, y tal vez sea eso lo que le hace año tras año merecedor del respeto de todos. Si tuviera, Dios lo quiera, a lo peor nos resultaría un Vettel cualquiera, pero en todo caso, por fortuna, Fernando no es lo que tiene, es lo que es y eso le hace peculiarmente diferente.

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