jueves, 26 de junio de 2014

Ni puñetera falta


Sí, ya sé que os tenía prometido hablar de Mark, pero la jornada ha venido apretadita y acabo de escribir un texto sobre gomas en Diariomotor [Fórmula 1. Silverstone, un año después], y ya sabéis, me sube la adrenalina cuando leo, oigo o escribo sobre la milanesa, y aunque me he puesto Just One More Chance de Billy Holliday en los cascos, o lo suelto o no me voy tranquilo a la cama.

No sé si lo sabéis, que seguramente no, pero mi mejor ingeniero de pista responde al nombre de EagleT1G en internete, sabe lo que no está escrito y entre otras cosas es el culpable de que siga aquí transcurridas las 2.000 entradas que me prometí y os prometí. Bien, el caso es que esta tarde me ha preguntado si sigue vigente aquello de dar a los pilotos que pasaban a Q2 un juego extra de los compuestos más blandos elegidos para cada carrera porque nadie dice nada al respecto, y le he contestado que creía que sí pero que para el caso, patatas.

Ya me expliqué en su momento. El sistema tenía su enjundia. Ofreces un juego extra de gomas blandas que diría Antonio Lobato, así en general, y la peña pelea en Q2 sin preocuparse ni de la carrera ni del parc fermé. En Q3 se utilizan también, pero en este caso, los inquilinos de la fase definitoria tienen que devolverlo una vez acabada la clasificación.

¿Hay descompensación o desventaja? Pues no, honestamente tengo que decirlo hoy como lo dije en su día. Consumir un juego extra en carrera, por muy extra que sea, supone un paso también extra por garajes, y para eso la cosa debería estar demasiado con viento de popa que digamos.

Pero con estas ruedas de 2014 que aguantan lo indecible así sean superblandos, blandos, medios o duros, lo de utilizar la supuesta superioridad que se otorga a los que pasan a Q2 en calificación y asegura que para la prueba dispongan de un plus de cuatro ruedas de la selección a priori más rentable y rápida, incluso por encima de los que pasan a Q3, seamos sinceros, no sirve ni para pipas.

Sin ir más lejos, el pasado domingo, Sergio Pérez, que habiéndose quedado en la Q2 disponía por tanto de esa pequeña prerrogativa, la desdeñó para jugársela a correr un primer stint con los compuestos más duros de la gama, como hiciera también y siviendo de ejemplo contrastable, Jenson Button. Y es que si las ruedas sobreviven a todo tipo de coyuntura, quién es el idiota que utiliza una ventaja que resulta muerte segura.

Estamos por tanto ante la típica idiotez que paren cuatro tipos que piensan que dos y dos son siempre cuatro aunque estemos hablando de nubes. La típica sandez que idean cuatro o cinco mentes bienpensantes que prevén que en un apartamento repleto de políticos y putas en el que se desperdigará ácido lisérgico como para tumbar una manada de elefantes, nadie tendrá la ocurrencia de abrir las ventanas sencillamente porque hace una caló que no hay Dios que aguante.

Lo del último párrafo es totalmente verídico. Cosas en todo caso de la FIA y de Pirelli, su proveedor único de compuestos hasta 2016, aunque repito: no hacía ni puñetera falta.

Os leo.

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