domingo, 15 de junio de 2014

Tomando la calle #25TLM [12]


Si tuviéramos que comparar cómo se acerca al vehículo de calle la Fórmula 1 y cómo lo hace la Resistencia, la segunda ganaría a la primera por absoluta goleada y no tanto porque la supuesta permeabilidad que dice promover la F1 resulte a veces jeroglífica, sino porque las carreras duras, el mundo del aguantar lo que te echen a las espaldas, ha sabido concretar más rápido y mejor que nadie, y desde casi siempre, cabe recordarlo, cómo es eso de que puedas aparcar delante de la puerta de tu casa algo que forma parte ineludible de la historia del deporte.

Me voy a dejar de zarandajas y melindres porque el cansancio aprieta y va siendo hora de hacerle caso, pero en cuanto a mecánica, tecnología y novedades aplicables al día a día, las 24 Horas de Le Mans y el rico mundo que la rodea como evento, ha llegado antes a la calle que esa entelequia que pretende antes que nada, que asumamos que es la máxima expresión del automovilismo deportivo y posteriormente, que renunciemos a hacer preguntas.

El vehículo de la fotografía de arriba. Se denomina XKSS, pertenece a la firma Jaguar y es archifamoso porque formaba parte de la colección de delicados juguetes que atesoraba el siempre grandísimo Steve McQueen. Es un biplaza descapotable pero sus entrañas, esquema y líneas de diseño en carrocería, corresponden al Jaguar D Type que ganó en Le Mans en 1956 y 1957, heredero a su vez de su homónimo con nariz más alargada que lograba el triunfo en 1955.

Tres coches victoriosos en uno, tres ediciones de una prueba legendaria al alcance de quienes podían o pueden todavía pagarlo. No cabe mayor simpleza ni mayor ejercicio de síntesis de lo que siempre ha supuesto acercar el deporte a las carretaras de las ciudades. Una tirada exclusiva, un formato y acabado típico de la firma británica, y el sueño de todo aficionado al motorsport hecho diáfana y meridiana realidad.

El XKSS es sin duda un exponente claro de lo que suponía una época en concreto y por tanto, podría parecer que no nos serviría ahora ni como ejemplo traído por los pelos, pero no, a pesar de que no podemos soñar siquiera con conducir un Audi R18 E-Tron por las autopistas de nuestro país porque la aventura resulta a todas luces impensable, lo cierto es que la sustancia y el alma del vehículo alemán sí se traslada a los vehículos de calle de alta gama, como hacen Toyota o incluso Porsche.

En esto estamos ante la misma historia de siempre: competir para vender o vender para competir, pero esta vez con un matiz que rompe el esquema, porque es posible y Le Mans lo demuestra siempre: competir usando la propia competición para innovar en lo que más tarde llegará al público. Y aquí es donde la Fórmula 1 sigue erre que erre con sus cosas, mirando para otro lado, flirteando con la idea de llevar sus progresos a la calle pero sin explicar cómo coño lo pone en práctica que muy poca gente lo entiende.

Os leo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como te digo en FB vaya tour de force te estás cascando. Mil gracias!!!


King Crimson