domingo, 25 de enero de 2015

Michael también pasó por aquí


En esa manía tan nuestra de reclamar hipotecas sobre parcelas saldadas, el nombre del único heptacampeón que tenemos se yergue de un tiempo a esta parte como un fantasma que sin necesidad de haber estado aquí, sin embargo vivió entre nosotros y sufrió en nuestra misma mesa las carencias de una Fórmula 1 que a día de hoy no reconoce ni la madre que la parió.

Duele reabrir heridas y más con Michael indefenso y apartado quizás para siempre del mundanal ruido, pero puesto que son otros los que lo enarbolan para escupir sobre la última etapa vivida en La Scuderia, resulta pertinente hacer de tripas corazón para recordar que la ilusión de que el Kaiser podría haber levantado Ferrari como no lo ha hecho nadie en este pasado lustro, es tan solo eso: una ilusión que hunde sus pies de barro en un manantial de aguas cristalinas.

Michael Schumacher retornó a los circuitos en 2010 y no lo hizo vistiendo de rosso sino de gris. Hay quien digirió mal aquello, quien lo entendió como una traición, quien no lo olvidará jamás y quien ha preferido tender un espeso velo sobre el asunto con tal de seguir durmiendo tranquilo a la vez que para continuar recordando al de Kerpen, como el hombre que se puso Maranello a la espalda y la llevó a alcanzar cumbres deportivas difícilmente repetibles.

Pero el mismo tipo que colgaba los guantes al término de la temporada 2006, volvía a ponérselos tres años después con la intención de llevar a Mercedes-Benz y su recién estrenado equipo oficial en F1, a escribir una nueva página dorada que al final han tenido que rubricar en comandita Lewis Hamilton y Nico Rosberg.

En 2010 Bridgestone todavía era el proveedor único de neumáticos y Ross Brawn y Norbert Haug, se habían aplicado en hacer un equipo a la medida del individuo que más títulos atesora en la historia de nuestro deporte, que en el fondo no era otra cosa que el heredero de la Brawn GP triunfadora en 2009. No fue suficiente. Ni siquiera los cambios acometidos sobre el W01 a partir de Mónaco de aquel mismo año, impedirían que Schumacher se sintiera profundamente incómodo en una competición que en apenas tres años, había cambiado lo suficiente como para convertirle en un piloto más de la parrilla.

Se argumentó que todo tal vez se debía a la edad del piloto alemán o a que sencillamente, estaba tardando más de lo previsto en coger el pulso al nuevo territorio, pero Michael no es de esos. El Gran Caimán sería capaz de adaptarse a un tronco de madera con tal de intentar ganar, pero ganar se había puesto demasiado caro incluso para un atleta como él.

A comienzos de 2012, la sesión de su definitivo retiro, tras haber firmado dos temporadas para el olvido y verse abocado a arrastrarse por los circuitos durante la práctica totalidad de un calendario más, quién sabe si dolido también por la circuntancia de que su compañero Nico Rosberg se había impuesto en China con parecido vehículo, Michael escenificaba su profundo desencanto con la competición apuntando directamente a Pirelli y la FIA: «Parece que conducimos pisando huevos.»

No, Schumacher no habría sido capaz de cambiar una coma en la historia reciente de la de Il Cavallino Rampante, sencillamente porque también pasó por aquí para probar las hieles de un mundo que pecisaba de otro tipo de héroes.

Os leo.

3 comentarios:

J-CAR dijo...

A Michael le perdimos muchas veces, y aún volveremos a perderle algunas más.
Como decía Manoel de Oliveira: "Lo único verdadero es la memoria. Pero la memoria es una invención." según el momento recordamos alguna de las veces que perdimos a Michael y olvidamos las demás. Algunos ya le dimos por perdido con aquél feo asunto de Adelaida y aún así recuperó la admiración y el respeto pero con algo de desagrado.
La última vez que le perdimos era invierno, su viejo espíritu aún le pedía volar más de lo que los medios disponibles ya le permitían. Solo pido que la próxima vez que le perdamos sea verano y estemos todos reunidos entorno a... Monza, por ejemplo. Si volvemos a verle, será una alegría, y habrá que buscar a ese demonio con el que Michael ha pactado, a ver que podemos ofrecerle.

http://youtu.be/xXBNlApwh0c

"Las hojas que caen se amontonan junto a mi ventana.
Las hojas que caen, rojas y doradas.
Veo tus labios, los besos del verano,
las manos morenas por el sol que solía coger.
Desde que te fuiste los días duran más,
y pronto oiré la vieja melodía del invierno.
Pero, cariño, te echo de menos, sobre todo
cuando las hojas del otoño comienzan a caer."

¡Saludos!

Chema dijo...

Tres años fuera de la competición y mas de 40 a la espalda es demasiado, aunque ole sus huevos.

Grande por siempre Michael Schumacher!!!!

El puto ruso dijo...

un grande que perdió todo mi respeto el día que se dejó adelantar por Vettel en interlagos. Y encima lo reconoció diciendo que no quería inmiscuirse en la pelea del campeonato. Si hubiese sido un doblado sería lo normal, pero estaba en posición y un piloto ha de intentar conservar su posición, si la regala es que no es piloto.
Por eso si respeto a Petrov, y se me cayo a los suelos Schumi.