sábado, 15 de agosto de 2015

¡Que les den!


Es temprano y no quiero desperdiciar la ocasión antes de ir a desayunar, de deciros que tenéis todo el horizonte por delante y que nadie en el mundo tiene derecho a deciros qué vereda debéis tomar.

La primera batalla que perdemos es la del miedo. En cuanto lo interiorizamos y hacemos nuestro, hemos perdido la guerra. Por eso mismo, los que se sienten agredidos a las primeras de cambio y además, por cualquier chorrada, perseveran en hacernos cómplices de sus carencias con la intención de que lo pensemos dos veces antes de ponernos al teclado, de que temamos las consecuencias si nos equivocamos, de que evitemos irritarlos en la medida de lo posible, cosa que seamos sinceros, es a todas luces imposible de conseguir.

Son jueces de pacotilla que nadie ha elegido, salvo el coro de lameculos que les ríe los chistes y las salidas de tono. 

La gracia está ahí precisamente, en que sólo la entienden ellos y tú no estás invitado. Fuera de eso, son una pandilla de donnadies, una manada de perdedores que se ha hecho fuerte en ese anonimato que desde Twitter puede llegar a parecer filosofía, sabiduría, pensamiento o incluso arte. Ciento cuarenta caracteres dan para mucho en este aspecto, aunque lo jodido es exponer y desarrollar una idea a lo largo y ancho de una entrada, por ejemplo. Y esa es la razón por la que escriben y se exponen poco, ya que siempre es preferible que el cuñao seas tú, faltaría más.

Los representantes de esta fauna son muy exquisitos. Se embriagan detectando que ninguneas cuando no hablas de lo que ellos querrían que mencionaras a todas horas, o que vas a malas cuando inevitablemente hablas de ello. Y entonces se ponen en marcha, y visitan tu casa para poner las botas manchadas de barro sobre tu mesa porque la culpa es tuya y sólo tuya por tener la puerta abierta. Y si la cierras, se ríen de ti en público porque era previsible que lo hicieras y porque en el fondo, eres un simple.

Tus datos siempre son una mierda, como tus ideas y opiniones, y tus fuentes, defectuosas, ya que echando cuentas, el pobre Senna sale en un puesto innoble en tal o cual estudio analítico. Da lo mismo que las temporadas sean ahora más largas que antes, que haya más carreras por sesión y más puntos a repartir en cada una de ellas, o sencillamente que el mundo haya cambiado demasiado; ellos lo saben y eres tú quien se equivoca, sobre todo cuando pierdes las formas y escribes alonsismo o antialonsismo en un texto...

No hay que darle más vueltas porque no las tiene. Su comportamiento es más sencillo que el mecanismo de un sonajero y contra eso no puede nadie, pero retomando el hilo: si queréis opinar de Fórmula 1, o de numismática o cualquier otra cosa, hacedlo, coño. Blogger y Wordpress se inventaron para eso, para que la gente compartiera sus inquietudes, sus vivencias y sus opiniones. Y esto es lo que realmente molesta a los matones de patio de colegio que se disfrazan en Twitter de payasos asesinos: que no mostréis miedo a hacerlo.

Os leo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Bravo Jose. Es cierto que hay quien teme dar su opinión porque puede ser ridiculizada por el grupito de siempre que se unen para ello. Son esos que se declaran objetivos y que en realidad son tan subjetivos o más que el resto, pero que para que todos veamos lo mucho que saben se dedican a darle a todo español que destaca porque "como ellos son objetivos no se dejan llevar por patriotismos". Una ridiculez muy propia de quien tiene el síndrome de inferioridad que parece que existe bastante en esta España nuestra. Hay que ser valiente y defender lo bueno que tenemos y no estar buscando algo, aunque sea una chorrada, por lo que poder atacar y sacar defectos a quien tiene pocos. Pero parece que a algunos les duele que tenga pocos y buscan y rebuscan para magnificar cualquier bobada y poder así rebajar las virtudes del que es un ídolo, merecidamente, para muchos otros

marta

Martín Caño dijo...

Mi querido José:

Quizá ver el sentido filosófico nos ayude a entender estas cosas, aunque las más de las veces no tengamos la intención de entender a según qué gentes.

Como taoista que soy, aplico la de que el hombre sabio todo lo entiende y el hombre común se pierde en discusiones porque nada comprende... o no quiere comprender.

No puedo ni quiero ser juez porque no estoy por encima ni por debajo de nadie.

Tú me entiendes.

Te mando un abrazo

Anónimo dijo...

Gran artículo José

Hay mucho fundamentalismo como en todo. Sinceramente más de una vez uno se tienta de responder, pero con casi 6 décadas, un exceso de Alonsismo, o de Fulanismo enternece como una vuelta en la calesita arriba de un Dumbo. Acaba siendo como un tiroteo de barrio para el que regresa de Vietnam.
El contenido es opinable siempre y en todos los temas. Hasta uno se reserva el derecho de leerles, porque además ya sabe a donde apuntan.
Lo que es sorprendente es el modo. No tengo edad para leer gritos MAYÚSCULOS, ni los queridos y populares "le pese a quién le pese", que sueltan como cirujanos saliendo de un quirofano donde creen que han resuelto una ciencia exacta....
Algunos me despiertan envidia. Les envidio dos cosas: La capacidad para hacer planillas alucinatorias y EL TIEMPO que tienen para prepararlas!!! A mí, mis obligaciones laborales no me lo permiten.--:(


Un abrazo josé

Iñaki E. dijo...

Como ellos mismos dirían....YO SOY ASÍ!!

Y es muy cierto, son así. Solo espero que lo sigan siendo de por vida.

Un Abrazo!!