sábado, 21 de noviembre de 2015

Tokio blues


«Tras completarse el aterrizaje, se apagaron las señales de Prohibido fumar y por los altavoces del techo empezó a sonar una música ambiental. Era una interpretación ramplona de Norwegian Wood de los Beatles. La melodía me conmovió, como siempre. No. En realidad, me turbó; me produjo una emoción mucho más violenta que de costumbre.»

Me crucé con Murakami en un instante en que lo necesitaba. No sé si seré capaz de expresarlo, pero entiendo la vida como una sucesión de momentos únicos que te abrigan sólo si te rindes ante ellos como hizo Eva con la manzana del árbol de la sabiduría.

No creo en el Yahvé bíblico. La religión de mis padres me inclinó a creer en el ser al que se aplica el pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 

También el a Dios rogando y con el mazo dando, y tal vez por ello soy persona de segundas y terceras oportunidades, y cuartas si ha fallado algo. Terca, que no baja nunca la cabeza ni necesita líderes a los que someterse. Aficionado de pilotos más que de máquinas. Admirador de gente como Mark, secundarios que han ayudado siempre a levantar grandes películas, obras de teatro o textos de literatura. Negros que han trabajado para que el brillo se lo llevara otro. Individuos, en una palabra, que mereciendo una miserable ocasión, jamás la obtuvieron de la cicatera generosidad de sus jefes.

Webber es como Button, aunque en su camino se encontró a Helmut Marko en vez de a Ross Brawn. También es como Barrichello: hombre de equipo. En todo caso, el australiano es una sangrante verdad que anula el todopoderoso valor de los números.

Se topó con la Multi 21 a comienzos de 2013 y decidió partir al son del didgeridoo, buscando retos diferentes , y hoy es el día en que La Providencia ha compensado su credo porque lo merece y porque al final de todo camino siempre existe un premio. Así, Mark es campeón del mundo de una disciplina que tiene a la Fórmula 1 en la esquina del cuadrilátero, a punto de ser vencida por KO. 

Junto a Brendon Hartley‬ ‪y Timo Bernhard‬, el aussie es alguien en el Mundial de Resistencia en un momento, además, en el que cabe quitarse el sombrero porque por tecnología, competencia y dureza, nuestro deporte no le llega ni a la suela de los zapatos. ¿Quién lo diría, verdad?

En el otoño de mi quincuagésimo cumpleaños se cruzó en mi vida Tokio Blues (Norwegian Wood). Lo recuerdo perfectamente...

Os leo.

2 comentarios:

Fabian Prieto dijo...

Me alegro mucho realmente por Mark Webber, un gran piloto que mereció mucho más en su paso por la F1. Que grande, ojalá vengan mucho más. GO GO GO MARK!

Interlagos dijo...

... Y el que la sigue la consigue.

Sin duda, un éxito muy merecido. Felicidades Mark!!!