jueves, 26 de mayo de 2016

Carros de fuego


En deporte, la falta de fe es tan contraproducente como el exceso de optimismo, lo que me lleva a escribir esta entrada aunque no tenía previsto teclear más por hoy.

Es jueves, han terminado los libres 1 y 2 en Mónaco, y en cuanto a McLaren se refiere, ya tenemos oleadas de pesimismo inundando internet. Y lo comprendo, que conste, pero no lo comparto, fundamentalmente porque hice deporte en mi tierna juventud y soy tremendamente competitivo en mi actividad profesional, y en definitiva, porque sé perfectamente que sin ilusión no hay deporte que valga.

Cuando sales ahí, en mi caso a una piscina, el monte o el scalextric, o estás dispuesto a superarte o lo vas a pasar francamente mal, arriesgándote incluso a llegar a pensar, que el esfuerzo invertido jamás mereció la pena. Pero la merece, vaya que sí.

Entiendo también que todo esto no ayude a paliar la sensación de desasosiego que embarga a los maclateros y a los alonsistas o jensistas. Bueno, en el fondo creo que no se trata de eso, y en este sentido tengo que reconocer que me he curtido bien curtido. Ser tifoso en la actualidad es estar abonado a los constantes desencantos. Sueñas, claro que sueñas con lo imposible, pero tarde o temprano acabas aceptando que hay temporadas en las que Ferrari no chuta ni con intervención divina, ya me entendéis. También soy del Athletic de Bilbao. Qué os voy a contar sobre esto...

Reconozco que ser seguidor de Ferrari y del Athletic no suponen las mejores credenciales con los tiempos que corren en Fórmula 1 y en fútbol, pero me siento a gusto, tanto que a veces apuesto aunque normalmente pierda. Pero, y si gano...

La ilusión que comentaba antes es un ingrediente fundamental y lo cierto es que nos la están matando. Tanto análisis conciencudo, tanto desbrozar el refrigerador atendiendo a cada tornillo que lo compone, no ha hecho otra cosa que alejar al aficionado de su afición. He escrito mucho en este mismo blog sobre este fenómeno y creo que no me voy demasiado de baretas si afirmo que el conocimiento, en nuestro caso, asesina el espíritu, y por la espalda.

Nos han hablado tanto de unidades de potencia que hay quien cree que es necesario disponer de un máster en cosa tan áspera para poder hablar de Fórmula 1, y que te escuchen, claro. Pero Renault ha estrenado evolución hoy mismo, y Magnussen (Renault) nos habla de empeoramiento en su vehículo mientras que Ricciardo (Red Bull) ha dejado a todo el mundo boquiabierto con sus evoluciones sobre el RB12 en Montecarlo. 

El propulsor es basicamente el mismo aunque el cuadro y las opiniones son diametralmente opuestas, y a jueves os digo, que nadie sabrá explicárnoslo de manera convincente. Sí, el chasis de Milton Keynes. Joder, Newey, que es un mago... Sí, digo yo, ¿pero habéis leído algo sobre por qué un vehículo con un rake tan pronunciado, en el que el difusor queda tan lejos del suelo, puede resultar tan y tan eficiente, aerodinámicamente hablando, impulsado por una mecánica que ni de lejos se acerca a la de Mercedes-Benz en cuanto a potencia pura?

Voy más lejos: ¿es más importante el propulsor que el chasis, o con un esquema de monoplaza muy elaborado se puede compensar la falta de caballos? Si es así, ¿por qué incidimos tanto en que las carencias de la UP Honda penalizan tanto al MP4/31; o, por qué damos tanta importancia a lo sucedido hoy en Mónaco cuando se nos ha dicho por activa y por pasiva que las evoluciones llegarán en Canadá como muy pronto, y se sigue insitiendo desde Woking en que el año bueno será 2017?

¿Humo? El humo nos lo venden los que siempre apuestan a caballo ganador. Los que analizan cualquier tontería que aparece en la carrocería del coche británico y le dan sentido a toro pasado, siempre acorde con los resultados, y que no falte.

Y lo cierto es que McLaren está terminando carreras y ha comenzado a sumar puntos, cuando el año pasado, la aventura era todo naufragio y pintaba de negro zaino. Va pasito a pasito y esto es algo que no discutiría nadie. Que exaspera, también; pero en todo caso, es algo totalmente comprensible en una propuesta que tiene puestas sus miras en la temporada que viene.

Boullier mantiene intacta su ilusión. Dennis también. Fernando y Jenson siguen juramentados con el proyecto... ¡Coño, echadle un vistazo a Carros de fuego (Chariots of Fire, de Hugh Hudson, 1981), y armaros de paciencia e ilusión o apagad los televisores!

Os leo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"Ustedes, caballeros, suspiran por la victoria tanto como yo, pero conseguida con la aparente falta de esfuerzo de los dioses. Suyos son los arcaicos valores que se encierran todavía en esta universidad. Ustedes no engañan más que a sí mismos. Yo creo en la búsqueda de lo excepcional y llevaré el futuro conmigo."

Clara dijo...

Poco se habla del presuntamente buen chasis de McLaren. Ya lo pregunta el abuelo, y bien que hace, porque la sensación es que el humo no venía sólo de Japón.