lunes, 25 de julio de 2016

¡Está lleno de estrellas!


El año que viene seguramente todo sea distinto. Todo es distinto cuando se lucha por la victoria. El buen rollo entre compañeros se quiebra, surgen aristas en las relaciones, aparecen las primeras víctimas y los inevitables culpables... Sin duda, el año próximo todo será distinto.

Pero estamos en 2016 y McLaren ha avanzado tanto que aquellas moñadas que surgieron alrededor del sexto puesto conseguido por Alonso en el Gran Premio de Rusia, han metido a sus promotores en un bonito atolladero porque evidentemente se podía soñar, tanto, al menos, como para seguir haciéndolo en mitad de verano.

El sábado pasado antes de la calificación, ofrecía desde mi cuenta en Twitter 5 claves para entender el contexto en que se desenvuelve el MP4/31, cómo Woking ha empezado a explotar el rendimiento de la aerodinámica de su coche ahora que Honda está a salvo y dispone de margen para empezar a aportar unos caballos que van a hacer mucha falta. Días antes, explicaba a tres amigos en el mismo lugar, lo que bajo mi humilde punto de vista está sucediendo y por qué está ocurriendo precisamente ahora.

No os aburro. Como sabéis de sobra, aun siendo tifoso soy aficionado más de hombres que de equipos. El componente humano de este deporte me fascina tanto en su faceta física como psicológica y relacional. Quizás por ello esbozo una sonrisa de ternura cada vez que leo a alguien decir que «se nos debería meter en la cabeza que la Fórmula 1 es un entorno fundamentalmente técnico», cuando en realidad es un escenario eminentemente empresarial y como tal considero que debería ser leído para extraer hasta las últimas gotas de su esencia.

Romanticismos aparte, la máxima disciplina ha cambiado tanto de unas décadas a esta parte que resulta excesivamente arriesgado intentar verla con el prisma que usábamos en los noventa del siglo pasado, por ejemplo. Hoy todo es más complejo. También en las cúpulas de las escuderías, un lugar donde se desenvuelve como piraña en el agua el protagonista de esta entrada: Ron Dennis.

El de Woking no es una de esas personas que me cae bien precisamente, lo que no me produce ceguera a la hora enfatizar el papel que está interpretando en el retorno de McLaren a la pomada.

No me gustó cómo se deshizo de Martin Whitmarsh aunque con el paso del tiempo se ha demostrado que el viejo patrón hizo lo correcto, y eso a pesar de que su estreno al mando de su equipo fue bastante chusco. Tras los podios de Melbourne 2014 gracias a que la FIA descalificó a Ricciardo, no se sabe todavía hoy dónde yace el segundo de ganancia que iba a llegar para Malasia, y desde luego, Kevin Magnussen no ha despuntado como se las prometía el bueno de Ron en aquel lejano inicio de temporada.

Sea como fuere, Dennis lidió en 2014 con una escudería saqueada en personal por Mercedes AMG (Ross Brawn todavía estaba allí), supeditada absolutamente a Mercedes-Benz (la unidad de potencia del MP4/29 era made in Stuttgart), y para colmo de males, aquejada de graves incendios entre su accionariado...

Aquél no parecía ni por asomo el mejor escenario para sacar la cabeza. Llegaba Honda, sí, pero la competencia de la nipona la estaba esperando con la recortada y antes incluso de que asomara el morro. Sin duda, el viejo zorro diseñó su iniciativa previendo la que se le venía encima a la joya británica. 

La entente anglo-nipona arrancaba maniatada porque su competencia y la prensa especializada repetían una y otra vez que Honda llevaba ventaja al estrenarse un año después que Mercedes-Benz, Ferrari o Renault (¡fíjate tú en qué ha quedado aquello!). Alonso sufría un accidente inexplicable en Montmeló durante la pretemporada; la carrocería de los MP4/30 así como los monos de los pilotos, lucían una limpieza casi desértica; y la falta de fiabilidad, los desencuentros entre McLaren y su abastecedor de propulsores, y por supuesto las penalizaciones, hicieron el resto.

Así las cosas, mientras Dennis vendía la lamentable situación que atravesaba su equipo para abogar por un cambio de reglamentación técnica que permitiese la entrada de otros motoristas —y obviamente, la merma de poder de Stuttgart en la parrilla—, Brackley le devolvía la patada en los cataplines consiguiendo de la FIA y los constructores que se estableciera la obligación de suministrar unidades de potencia a todos aquellos equipos que lo solicitaran, con un límite de 4 por fabricante.

No me extiendo. Es ampliamente conocido que Ron no quería compartir proveedor con nadie y que a día de hoy lo ha conseguido.

En 2017 sólo Woking disfrutará de la unidad de potencia asiática, y también, podrá explotar en exclusiva la magia que supone para aficionados y patrocinadores, que McLaren y Honda vuelvan a estar juntas en lo más alto de la Fórmula 1. Un auténtico filón económico, para que nos entendamos.

¡Está lleno de estrellas! (Dave Bowman; 2001 Space Odyssey)

3 comentarios:

Tadeo dijo...

Caramba, me siento plenamente identificado en muchas de tus afirmaciones, sobre todo cuando te refieres a que este "deporte" es mucho más que un deporte técnico o de carreras, es un deporte empresarial. Este hecho explica la importancia del marketing en todo lo que atañe al circo, y explica muchas de las decisiones que se toman, no solo técnicas, sino incluso de movimiento de pilotos de un equipo a otro.

Pensemos en un piloto como Ham, cuya trayectoria deportiva comenzó en McLaren y cambió a Mercedes hace tres años, ¿de quien fue la decisión de cambiar? creo que no solo del piloto, creo que tambien fue una decisión empresarial que valoró el coste de un piloto que nunca iba a quedar satisfecho del rendimiento de su equipo y que no estaba implicado en él. Aparte, y ahí es donde voy, se produjo una bajada de ventas de la marca Ham que hizo que ya no fuera rentable para McLaren mantener a este piloto en nómina.

Podemos ver muchas decisiones empresariales si repasamos la historia, por ejemplo la salida de Schumacher de Ferrari, la llegada de Alonso (con el Santander y Vodafone) a McLaren y aunque parezca mentira la vuelta de Alonso a McLaren, aunque esta vuelta sufrió retrasos por el dichoso accidente y por la ausencia de fiabilidad que hizo que los patrocinadores huyeran.

A principio de temporada muchos apostamos por un podio al final de esta. McLaren necesita este podio como el comer, es necesario para poder usar el motor como punto de partida del año que viene, aunque cambie la normativa de arriba a abajo o haya un cambio de pilotos. Se necesita por ingresos, por marketing, por desarrollo técnico y por darle un punto al equipo que haga que todos se animen de nuevo a formar un equipo campeón.

Saludos

Anónimo dijo...

Lo que está claro es que Ron no es un Sergio de la vida que no sabe por donde le vienen los tiros y las tortas.

Ron en su vida ha dado puntada sin hilo, ha mamado la Fórmula 1 desde bien joven y sabe bien lo que se hace y donde se mueve. Es perro viejo de los de toda la vida, de los de pelearse con el aceite y los pistones en el taller, de los Bernies and company, pirata de los siete mares al servicio por supuesto de su graciosa majestad.

Así que el zorro viejo de Ron sabe bien que los proyectos llevan tiempo pero que el éxito está cada día más cerca.

Gran Bretaña necesita un equipo campeón y lo necesita ya, basta ya de éxitos austríacos y alemanes.




King Crimson

Anónimo dijo...

Hola Jose, esta pregunta no tiene nada que ver con tu entrada pero no lo he podido evitar,me gustaria saber si crees que Mr.E soltara algun chelin por su suegray tu opinion sobre este asunto.Jejejej!!! Gabon