miércoles, 6 de diciembre de 2017

Menos adelantamientos, sí...


Pocas cosas hay más gratificantes que haber contestado a preguntas que se están produciendo ahora mismo. Y es que sí, al final de la temporada 2017 se ha concretado que hemos tenido casi un 45% menos adelantamientos que en 2016 y anda la gente buscando respuestas ya que se nos prometió que el nuevo reglamento iba a traer consigo más espectáculo...

Sea como fuere, se acercan las tan temidas cenas navideñas y los cuñados andarán al acecho, de forma que vamos a armarnos con algunos razonamientos sencillos de comprender antes de recurrir al crucifijo o la ristra de ajos. 

Hay tres factores a tener en cuenta para entender lo que ha sucedido, y como decía en el párrafo de arriba, hemos hablado de ellos como para aburrir a un rebaño de ovejas, aunque vamos a repetirlos, faltaría más:

El más importante es que la FIA propone, Dios dispone, y al final toca joderse como todos los años. Vamos, que nadie había caído en la cuenta de lo sencillo que iba a resultar tumbar una normativa con tan altas aspiraciones como favorecer el espectáculo. Como sucede siempre y desgraciadamente seguirá sucediendo, creo que no merece darle más vueltas.

El segundo es el asunto de los neumáticos. Con unas gomas que daban para disputar tres ediciones de las 24 de Le Mans seguidas y una estrategia consolidada a un sólo paso por garajes durante toda la campaña [La estrategia a una parada son los padres], lo normal es que los mayores perjudicados hayan sido los adelantamientos.

¿Por qué? Pues porque las escuderías y pilotos han tendido siempre a usar los compuestos más blandos —de hecho se desterró el Hard porque no lo quería nadie, allá como en verano—, y puesto que la mejor previsión era un único cambio de ruedas porque ponerse creativo suponía apostar por un desastre, el escenario más halagüeño ha consistido en que practicamente todo el mundo usaba durante las pruebas los dos mismos tipos de neumáticos, siendo el caso, además, de que así se denominaran ultrablandos no por ello dejaban de ser bastante resistentes.

Dureza y resistencia, sumadas a variables de uso reducidas a su mínima expresión, han dado como resultado que los adelantamientos hayan sido bastante caros de conseguir. Punto pelota.

Y el tercero consiste en la aerodinámica, mucho más crítica esta temporada que desde 2009 a 2016, y por lo tanto, menos favorable a que los coches de atrás hayan podido coger rebufo o meter el morro para intentar un adelantamiento, incluso con DRS.

Hablábamos de ello hace relativamente poco [El «Parc fermé» y la madre que lo parió] y le dábamos un bonito repaso en marzo pasado [Stall!]. Básicamente consiste en que la aerodinámica del vehículo que va delante, así como el drag resultante del nuevo tamaño de las ruedas, originan suficiente aire sucio como para que quien pretende adelantar se lo piense dos veces antes de intentarlo.

Conclusión: un 45% menos de adelantamientos con respecto a 2016 y ¡que viva el espectáculo!

Os leo.

3 comentarios:

enrique dijo...

Y yo me pregunto... Los que idearon esta normativa no lo pensaron?? Me flipa como se retuerce la normativa desde los primeros test

Roque dijo...

No estoy seguro pero creo que este año ha habido bastantes menos grandes premios con lluvia, imagino que eso también habrá podido afectar número de adelantamientos.
En cualquier caso un verdadero placer poder leerte.

Anónimo dijo...

No se puede definir mejor:" la FIA propone, Dios dispone, y al final toca joderse como todos los años. "