miércoles, 17 de enero de 2018

McLaren, año cero [Febrero 2017]


Hace prácticamente un año la prensa británica ya había comenzado a poner clavos en el ataúd de Honda sin que ésta hubiese tenido tiempo siquiera de cagarla estrepitosamente en las pruebas de pretemporada. McLaren no tenía prevista la incorporación de un patrocinador fuerte para 2017 y la japonesa reconsideraba su proyecto adoptando una arquitectura similar a la unidad de potencia Mercedes-Benz, y todo sonaba a malo, a muy malo. Yo daba mi punto de vista en Muy Fan de la F1 como Firma Invitada... 


No se puede negar que estamos sumidos en una especie de estado de euforia colectiva. En apenas quince días los coches de este año comenzarán a rodar en Barcelona y la temporada 2016 será tan solo un recuerdo. Ante este idílico panorama, nadie diría que hay resquicios para el pesimismo. Sin embargo los hay, fundamentalmente en lo tocante a McLaren. 

Parece obvio que así sea. En Woking milita Fernando Alonso y el asturiano tiene ya una edad...

En serio. Los dos años anteriores no han sido especialmente dados a alimentar esperanzas, más bien, han ahondado la herida abierta por la espera de unos resultados que no han llegado. Si a esto sumamos la cantidad de noticias agoreras que surgen a través de los medios de comunicación en la actualidad, lo poco que aguantan las buenas, las convulsiones derivadas de la salida de Dennis, que Capito ha durado menos que el agua en una cesta, que Hasegawa nos ha venido a decir que toca copiar a Mercedes-Benz, y que Brown se las promete para conseguir un patrocinador sólido no antes de 2018, incluso a mí me entran ganas de llorar.

Ahora bien, para ver el vaso medio vacío o medio lleno, primero de todo hay que verlo. Luego considerar qué cantidad de líquido es buena, y contemplar, también, si existe cerca un grifo que ayude a remediar la situación en caso de que no haya suficiente.

Quiero decir con todo esto, que con la poca cantidad de datos que tenemos y el exceso de informaciones que nos rodean, totalmente contradictorias a veces, aplicar una visión pesimista resulta tan bobo como ser optimista porque sí. Y es que hay algunas cuestiones a las que no se está dando el valor que merecen, ayudando con ello a que exista más bruma de la necesaria. No es cierto, por ejemplo, que la normativa 2017 suponga el final del modelo que hemos vivido hasta diciembre pasado. 

El reglamento que disfrutaremos en breve es un enorme parche, gigantesco si queréis, en la etapa híbrida inaugurada en 2014, y las unidades de potencia siguen siendo el elemento principal, ahora un poco mermado en favor de la downforce, es cierto, pero tan imprescindible o más si cabe, porque para mover el nuevo modelo de coche y sus ruedas, se hace necesario contar con más empuje que antes.

En este escenario encaja perfectamente el enfoque de Honda de cara a 2017. Pasando por alto que es mucho aventurar que a idéntica arquitectura de ICE, las unidades de potencia de Stuttgart y Sakura busquen un mismo tipo de prestaciones, parece obvio recalcar que la japonesa acumula ahora una experiencia en pista que no tenía cuando se integró en El Circo, y que si hay un momento para hacer cambios sustanciales, es éste.

No quiero aburriros. 2017 supone el año cero para todos los integrantes de la parrilla. A un buen motor hay que darle un buen chasis y una buena aerodinámica —o al revés, porque esta ecuación se lee igual de delante atrás que de atrás adelante—, para que compita adecuadamente, y este pormenor, desgraciadamente para algunos profetas, sólo se desvelará cuando veamos por fin al MCL32 sobre la pista de Montmeló.

Sinceramente, yo no lo veo tan negro.

Os leo.

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