martes, 6 de marzo de 2018

Bienvenue au drame!


Estoy por recomendaros que os arméis de paciencia, y no por lo que estáis pensando sino por la que os viene encima...

Como persistan los problemas que ha evidenciado hoy McLaren, me juego la mano con que dibujo a que esta misma noche —sin que lo sepamos todavía, obviamente—, se celebrará en el MTC (McLaren Technology Centre) una cena de agasajo y despedida a las huestes francesas, evento que será convenientemente filtrado dentro de unos meses por alguien a quien se lo habría contado otro alguien, quien a su vez, lo habrá conocido por boca un alguien algo más alejado pero de solvencia incuestionable porque duerme en un cajero de Woking, vamos, que sabe perfectamente lo que se lleva y se trae entre manos.

Lo de arriba es broma. Todos los años se montan saraos de este tipo y no veo por qué 2018 no iba a contar con el suyo. Sin pies ni cabeza, como aquellos gritos que salían por las ventanas de los despachos de Maranello cuando la situación resultaba insostenible, o eso decían.

Ingenieros japoneses que abandonaban la sede de la británica en pleno julio, ¿lo recordáis? Y el señor Hasegawa haciendo declaraciones sobre la continuidad de Honda con McLaren para 2018 en pleno Gran Premio de Italia, mientras en el box de al lado se firmaba la alianza entre Woking y Viry Châtillon [Seguiremos con McLaren el año que viene].

¿Qué nos queda por ver si hasta al bueno de Maese Castellá le ha deshecho su planteamiento sobre 2007 lo desvelado en su libro por Marc Priestley, jefe de mecánicos de la plateada en aquella época...?

Si supiera de antemano que me íbais a hacer caso (que no), os recomendaría leer un poquito más a Graham Greene o a John le Carré y un poquito menos a Andrew Benson o Mark Hughes o a cualquiera de los otros suministradores de contenidos de renombre, británicos, of course! Gordon Thomas también nos valdría aunque resulte pelín más áspero que el padre de El espía que surgió del frío. En todo caso, el filtrante, que es a lo que voy, es una figura que en justicia debe permanecer siempre bajo la sombra de la sospecha, so pena de que al final, el que pague los platos rotos sea quien se ha tragado su anzuelo sin pestañear.

Doy por descontado que jamás llegaremos a saber qué coño se ha cocido entre McLaren y Honda en sus tres años de convivencia —feacientemente, se entiende—, lo que está claro a la vista de los acontecimientos, es que el chasis del MCL32 no enmascaraba al motor en 2017 y los problemas no eran sólo de la nipona y su coño cultura impermeable a la mano tendida y siempre generosa del hombre blanco. Al hilo, doy por válido que este baño de realidad nos va a venir de perlas a todos porque nos va a permitir filtrar a más de un idiota.

Zak Brown no hará una secuela de Grand Prix Driver en versión francesa porque no interesará a nadie. Con la de Sakura en plan loser estuvo bien, incluso gracioso. Con la gala no sé si sería buena idea. 

Obviamente repetiré de nuevo aunque sea un poco como predicar en el desierto, que el pobre Nano sólo quería tener posibilidades de ganar y ha intervenido en todo esto en plan extra [Un secundario de lujo]. Lo que está claro es que la etapa híbrida es el mayor bodrio al que nos han sometido sus majestades la FIA y los equipos.

No es ni medio normal que pierdas kilómetros de necesario entrenamiento porque falla una pieza que vale dos o tres euros en el chino de la esquina. Andy Soucek la clavaba ayer mismo [Qué se pierden los ingenieros de F1 por no ir a la pista a ver rodar a los pilotos], y a su exposición me remito: «Tanto ordenador y tanta tecnología, pero volvamos al back to basics, a lo básico.»

A McLaren le pasa que se le ha atragantado una etapa del deporte tan compleja que no permite apuntar a ser la mejor sin pagar el peaje de pasarlas putas salvo que te llames Mercedes y te apellides AMG. ¿Saldremos de ésta? Seguro, pero va a costar. Con Honda o con Renault va a costar, esto es un fijo en la quiniela.

Así que mientras miras con qué marca de cuchilla te vas a abrir las venas, te recomiendo antes que recales en Bernie, en el propio Brawn, que ahora busca la igualdad y que los pilotos destaquen sobre sus máquinas (sic), cuando fue uno de los artífices de la porquería que estamos soportando, y pienses en si merece la pena sacrificarse por tanto imbécil y tanto joputa como abundan.

Es el drama, que diría Joserra. Sin él no somos nada. El mismo agujero de donde salimos y al que apuntamos siempre. No lo olvidemos: Nous sommes les bienvenus au drame, mesdames et messieurs...

Os leo.

2 comentarios:

Jorge dijo...

Que pena!

julesIII dijo...

Por cierto...en que consiste ese "desmentido" que apuntas de Marc Priestley sobre Castella que apuntas?

...gracias!