viernes, 20 de abril de 2018

El pasado y la adormidera


Casi es de agradecer que recién hayamos descubierto que el manantial donde abrevan noticias algunos medios extranjeros es uno de nuestros pozos sépticos patrios. Si sumamos a ello lo que comentábamos el otro día al respecto de que algunos periodistas de allende nuestras fronteras estiran sus exclusivas como el chicle, y en publicándolas en dos o tres medios diferentes en días prácticamente consecutivos parécense hallazos nuevos... ¡La madre que nos parió!, que decía aquél. 

Sí, así funciona la cosa, y desde hace muchísimo tiempo. Nos ponemos muy finos con los créditos de las fotografías pero son muy contados los plumillas que tienen las agallas necesarias para confesar de dónde sacan la información, y menos aún, los que admiten que refritan o copian y pegan luego de pasar por el traductor de Google —a veces ni eso, por dominio del idioma original o porque la copia viene de una copia que a su vez es copia de otra.

Y sí, repito, en esto mismo consiste informar para muchos. Que tampoco es nada extraño porque no existe tanta actualidad como para abastecer tanto portal y tanto medio y tanta necesidad de clic. Lo siento por los profesionales que se lo toman en serio, que también los tenemos, y bastante buenos, pero en líneas generales éste es un claro síntoma de cómo seguimos yéndonos a la mierda, que decía el bueno de Fernando Fernán Gómez.

En fin, tampoco es que pretenda seguir dándoos la vara con este asunto que cada vez toco más en Nürbu. Lo malo de vivir etapas crepusculares como la nuestra es no entender las señales de aviso, y desgraciadamente advierto demasiada alegría alrededor ante un fuego que no hay quien pare y que lo va a devorar todo. 

No estaré para verlo, desde luego. Hace tiempo que cuido mi dieta y que preparé el hatillo. Si veo tres o cuatro apuntes que van de lo mismo busco el original, que suele estar acuñado en inglés o alemán, ya que esos felones siguen teniendo mando en plaza; y si pretendo ampliar miras, recurro a los profesionales de los que escribía hace un rato. Tienen experiencia, algunos incluso una contrastada capacidad crítica, y ya con eso me hago una idea de por dónde van los tiros.

Y el pasado, que era al fin y al cabo de lo que pretendía hablar.  Y es que cuando la actualidad no da ni para estiramientos de noticias ni para refritos, ahí que nos vamos a pasear por el pretérito más alejado como si allí fuese posible encontrar las claves del presente, cuando éstas, lamentablemente, están en el ayer más cercano aunque nadie lo visite por cortesía o por no reabrir heridas (sic).

Tardaremos un tiempo aún en comprender que la mayoría de circunstancias que nos aquejan en estos momentos se alumbraron entre 2005 y 2009, pero donde esté recordar a Senna o el soberbio Lotus 98T que abre esta entrada, que se quite tratar de aclarar cómo hemos llegado hasta aquí teniéndolo todo para haber aterrizado en un escenario mucho más hermoso, más competitivo y, por supuesto, más deportivo, emocionante y espectacular.

Os leo.

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