lunes, 24 de agosto de 2015

El caso Bottas


La jornada viene cargadita y conviente cogerla por los cuernos cuanto antes, porque se nos han acabado las vacaciones formuleras, agosto se nos va de las manos y Monza asoma ya en el horizonte, y fundamentalmente, porque Spa-Francorchamps nos ha dejado un reguero de noticias que hay que poner en fila para que no asusten.

Así que allá vamos, y voy a meterme en harina hablando de la metedura de pata que originó que el equipo Williams transgrediera el reglamento, colocando en el coche de Valtteri Bottas en su segundo stint, tres ruedas de un color y la restante de otro diferente.

No le salió caro el desliz a la de Grove pues quien salió peor parado fue su piloto finlandés, al verse obligado a realizar un drive-through como penalización cuando en sentido estricto debía haber sido descalificado, como apuntó Pedro de la Rosa durante la retransmisión de Antena 3 (en Movistar F1 se mostraron más comprensivos), porque la normativa está para ser cumplida o pierde autoridad.

Sea como fuere, y de manera independiente a que como he compartido con vosotros infinidad de veces, considere que supone un sindiós esto de cargar contra los conductores en vez de abrasar a las escuderías a multas o lesionando su saldo de puntos, cuando son éstas las que infringen las reglas por acción u omisión, os diré que la importancia que se dio al incidente de marras me parece una chorrada como un piano de grande, y que imagino que a Dirección de Carrera y comisarios les pareció lo mismo, pues debiendo sacar la bandera negra al coche número 77 por correr una parte de la prueba belga en configuración ilegal, prefirieron dejarlo en pista con tal de no estropear el espectáculo.

Por imaginar, también imagino que alguien de esa tropa cayó en la cuenta de la barbaridad que supone retirar un coche porque un mecánico se equivoca en su desempeño. Nadie en su sano juicio entendería que por una aparente nimiedad, una escudería y un piloto tengan que sufrir las penas del infierno. Y los aficionados, menos aún.

Los neumáticos son unas cosas redondas y negras que van en las cuatro esquinitas del monoplaza. Sirven para correr. No puede ser que dispongan de un rango de importancia superior a cualquier elemento de la carrocería, que mira que no hemos asistido a situaciones en las que se ha corrido con partes de los alerones hechas papilla, pero no suponiendo un riesgo para la seguridad ni del conductor ni sus rivales, no han acarreado expulsión alguna.

Es obvio que el FW37 de Valtteri no supuso un riesgo para nadie en Spa-Francorchamps. Avisados del percance, el finlandés y su equipo gestionaron bien la situación a tenor de los tiempos obtenidos. ¿Ventaja? Sinceramente, si el fabricante dice que existe una notable diferencia de prestaciones entre un compuesto y otro, la situación protagonizada por Bottas ayer por la tarde, sólo podía suponer una merma de la chance de su monoplaza, ya que inevitablemente tuvo que afectar al balance dinámico y equilibrio aerodinámico del mismo. 

¿Quiso Williams evitarse el trago que sufrió Rosberg el viernes...? Visto lo visto que le sucedió a Vettel con las cuatro ruedas de idéntico color y confiando en Pirelli, a lo mejor Grove merecía alguna bonificación en términos de puntos o tiempo por mostrarse más avispada que el resto...

En fin, la normativa está para ser cumplida o pierde autoridad, desde luego, pero cuando es literalmente idiota, mejor escoger de todos los males el menor. El drive-through a Bottas no me gustó, pero quizá fue la salida más inteligente.

Os leo.

2 comentarios:

J-CAR dijo...

¿Pero no me digas que no tuvo que estar interesante la conversación entre los comisarios, que se negaban a acatar el reglamento, y Charlie Whaiting, redactor de ese reglamento y, como director de carrera, máximo responsable de lo que allí estaba pasando?

XDDDDDDDDDD

¡Saludos!

Jose Tellaetxe Isusi [Orroe] dijo...

Pagaría por verles en este tipo de situaciones XDDDDDD

Buenos días, caballero ;)

Jose